Silencios cómplices: silencios cobardes

 

Manuel Rodríguez G.

El siguiente artículo, nos reitera cansinamente la sistemática postura del entramado educativo. La falta de respuestas, compromisos y alertas que requiere cualquier situación de atropello, dominación bruta y vejaciones hacia víctimas menores.

Al otro lado de ese callejón barriobajero, la Delegación de Educación, apoyando generalizadamente, cual trampolín,  las negligencias, mirar a otro lado y negación del problema por parte de Inspección, E.O.E.P´s, direcciones de centros escolares y los propios maestros, que invidentes éticos en muchos casos prefieren vendarse los ojos de lo obvio, de lo lastimoso para intentar esconder este cáncer escolar, cuando sólo tienen que ser honestos, éticos y valientes y observar la dinámica de esa pequeña sociedad de 20 aprendices, donde incomprensiblemente ni siquiera quieren percibir las muchas somatizaciones externas e internas de las víctimas. Luego, eso sí, solicitarán ser consideradas personalidades de autoridad, a pesar del Síndrome de Negación cómplice y cobarde.

Gentuza, sin duda alguna, aquellos que ven y callan, aquellos que apoyan con su silencio cobarde, cuando no izando a los acosadores a la condición de falsos ídolos futuros. ¡Qué pena!

Al menos, por lo que cuenta la noticia ha habido honestidad, deontología y valentía en determinados profesionales. Hablo de  la unidad de salud mental infantojuvenil del Hospital Virgen Macarena, que ha denunciado de oficio el caso a la Fiscalía de Menores de Protección de Sevilla, como es su obligación, como es consecuente, ético, deontológico y valiente.

Aunque hay ciertas similitudes con el caso de mi hija, no seré yo quien agradezca al colectivo sanitario implicado de su celo hacia mi caso: Ninguno de ellos ni me ha apoyado ni han dado la cara por su paciente, a la que, teóricamente se deben.

Les dejo con la noticia:

 

ACOSO ESCOLAR | Sin respuestas de la Delegación Provincial

El infierno de un fin de curso

Silvia Moreno | Sevilla

La niña de 12 años es "hermosa por dentro y por fuera, muy responsable y con un alto sentido de la justicia". Palabra de madre. Habla italiano, se defiende en inglés, ha viajado, le gusta la música, estudiar y sacaba muy buenas notas, notable y sobresaliente en Primaria. Pero de repente, todo cambia y la niña alegre y estudiosa empieza a suspender y a llorar por las noches. Se ha convertido en una víctima de acoso escolar.

No se trata de un caso ficticio. Esta niña está matriculada en el Instituto de Educación Secundaria (IES) V Centenario del barrio de Sevilla Este, en la capital hispalense, y durante este curso escolar ha sufrido una campaña de hostigamiento, ciberacoso, insultos y marginación por parte de dos alumnas de su misma edad, en algunos momentos apoyadas por otros compañeros, según relata su madre.

Tan grave es el caso que la pequeña ha sufrido ataques de ansiedad y la unidad de salud mental infantojuvenil del Hospital Virgen Macarena ha denunciado de oficio el caso a la Fiscalía de Menores de Protección de Sevilla.

"En la valoración psicológica efectuada a la menor se detecta un importante estrés emocional, relacionado con situaciones de inseguridad en la escuela. Todo ello encuadraría en una situación de acoso escolar", recoge el informe de la Fundación ICSE, especialistas en Ciencias Sanitarias y de la Educación donde la niña recibe tratamiento.

La madre de la víctima, S.V.B., que pide ser identificada sólo con iniciales para preservar la intimidad de la familia, lleva cuatro interminables meses, desde el pasado marzo, luchando para que las autoridades educativas intervengan y protejan a su hija del acoso de sus compañeras, pero no ha conseguido absolutamente nada.

Las presuntas acosadoras no han sido castigadas y el instituto tampoco ha aplicado el protocolo que deben seguir los «centros educativos ante supuestos de acoso escolar, agresión hacia el profesorado o personal de administración y servicios o maltrato infantil», publicado en noviembre de 2007 en el Boletín Oficial de la Junta (BOJA).

La madre tan sólo reclama un cambio de instituto en la misma barriada de Sevilla Este, al María Moliner, también público, donde estudian las compañeras que tuvo su hija en Primaria. Sin embargo, y por sorprendente que parezca, todavía no ha recibido ninguna respuesta de la Delegación de Educación para el curso que viene, mientras que el cambio solicitado en mayo por acoso escolar fue denegado.

Fuente y vídeo en:

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/08/07/andalucia/1281200435.html