Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)

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ACOSO ESCOLAR E INSTITUCIONAL (Pincha en la imagen)

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martes, 28 de enero de 2014

Bullying: El silencio de los corderos, el silencio de los cobardes

 

 

A la gente no le importa el bullying, comprueban con experimento (VIDEO)

Cada vez más personas están en contra del bullying, ¿pero qué haría si es testigo de una agresión? Este experimento social creado por FouseyTUBE muestra la indiferencia de varias personas hacia el ataque abusivo de un estudiante universitario contra otro en pleno campus

 

blogfondoLa actitud pasiva de los testigos es una alerta sobre la capacidad de las personas para reaccionar ante semejante abuso. La solución no sería necesariamente enfrentar al sujeto rudo, sino buscar ayuda para detener la golpiza que sufre la supuesta víctima.

Al final del video se aprecia a un grupo de personas ignorando la violencia debido a lo que los psicólogos llaman la difusión de la responsabilidad. Esta sucede cuando cada sujeto de una colectividad espera que sea la otra persona quien tome la iniciativa sobre una acción determinada y, lamentablemente, esta nunca sucede.

 

Fuente:

http://www.diariocambio.com.mx/2014/index.php

domingo, 19 de enero de 2014

Acoso escolar y autismo

 

Bullying. Una palabra inglesa que todavía no ha entrado en nuestro diccionario pero que ya es utilizada en los medios de comunicación y el lenguaje común, pero que sobre todo hace referencia a una realidad que forma parte de nuestras vidas: el acoso escolar. El bullying es esa persecución salvaje y cruel que se da en demasiadas aulas. Todos tenemos la experiencia del niño que en nuestra clase era distinto (más tímido o más torpe o más inteligente o menos popular o…) que era la víctima, de una forma persistente y feroz por parte de otros compañeros de clase.

Un estudio realizado sobre niños y adolescentes en Estados Unidos ha encontrado que casi la mitad de los niños con autismo sufren acoso escolar. Esta proporción es cuatro veces mayor que en los niños sin autismo en las mismas ciudades, en las mismas escuelas, en las mismas clases. Los niveles de acoso eran muy variables y entre las estrategias observadas se han descrito niños que eran agobiados hasta que tenían una rabieta o eran forzados a una situación de agresión o autoagresión. Los investigadores realizaron encuestas que completaron 920 padres y responsables educativos para estimar los niveles de acoso entre niños de 13 a 16 años. A lo largo de un año, 46,3% de los niños con autismo fueron víctimas de acoso mientras que en la población sin autismo el porcentaje fue del 10,6%. Otro estudio anterior había mostrado que de un total de 1167 niños con TEA de edades entre 6 y 15 años, un 63% había sido víctima de acoso escolar en algún momento de sus vidas.

El estudio ha mostrado también, como no es muy de extrañar, que el bullying era más frecuente en los niños que estaban integrados en una clase normal que en aquellos que pasaban más horas en clases para alumnos con necesidades educativas especiales. Por tanto, frente a la idea que tenemos de que incorporarse a una clase general es lo mejor para un niño con autismo, hay que tener presente que las posibilidades de que sea víctima de acoso escolar por alguno de sus compañeros son mucho más altas. Un problema añadido es que es posible que los niños con autismo que tienen dificultades de comunicación tengan dificultades para expresar y transmitir lo que les sucede en clase por lo que es incluso posible que ese alto porcentaje sea en la realidad aún mayor.

Cuando se estudió los niños con autismo comparando los que eran víctimas de acoso escolar frente a los que no lo eran se vio que en los primeros era más frecuente el tener trastorno de atención e hiperactividad además del autismo. El estudio concluye que los niños con ambos trastornos son las víctimas más probables de una situación de acoso en la escuela.

La ventaja del estudio es que toma una muestra amplia y por lo tanto más fácilmente generalizable que estudios anteriores mucho más puntuales. La conclusión inmediata es que tenemos que tomar medidas para prevenir el acoso y para apoyar a los niños que pueden ser víctimas de él. Junto a campañas generales de concienciación parece que la medida más eficaz es el trabajo de los educadores con todos los niños para que sean conscientes de las necesidades y particularidades de los niños con condiciones especiales, para que les puedan entender mejor y ayudar más.

Es también importante que los padres hablen con sus hijos sobre cómo les han ido las cosas en clase. También es importante que los padres intensifiquen la relación con los profesores, tutores, psicólogo, sobre todo si el niño tiene dificultades de comunicación.

De los estudios más recientes sobre acoso escolar se han podido sacar las siguientes conclusiones:

  1. Los niños con necesidades educativas especiales tienen una probabilidad mucho más alta de ser víctimas de acoso escolar.
  2. El acoso escolar afecta a la integración en la escuela, al deseo de participar en las actividades escolares y a los resultados del aprendizaje.
  3. La concienciación, prevención y respuesta activa de los adultos son aspectos importantes.
  4. La implicación de los demás compañeros es fundamental. Más de la mitad de los episodios de bullying se detienen cuando interviene otro compañero.
  5. Como en tantas cosas, los americanos suelen asumir responsabilidad e iniciativa personal en un tema que les importa. En el caso del acoso escolar piden cosas como que el director ponga carteles en la escuela explicando cual es su política si existieran casos de acoso o escribir al tutor pidiéndole que haga un ejercicio de reflexión conjunta de la clase sobre discapacidad y acoso.
  6. Que la víctima sienta que no está solo, que los que le quieren están de su lado, que la ley y la verdad están de su lado, que la gente más buena de la clase está de su lado.

Hay distintos tipos de acoso:

  • Físico: empujar o golpear a alguien, dañar sus ropas, sus cosas, robarle o forzarle a entregar alguna pertenencia.
  • Verbal: Insultar, esparcir rumores, amenazas, motes. También se incluye el envío de mails o sms cargados de odio o con amenazas.
  • Emocionar: Ignorar o evitar deliberadamente a alguien. Hacer comentarios con desprecio sobre él, su familia o su vida. Criticar todo lo que hace. Hacer gestos de desprecio o comentarios desagradables.
  • Social: Acosar a alguien porque tiene la piel diferente o su religión o su país de origen o porque tiene gafas o tiene necesidades especiales o tan solo porque su aspecto es distinto.

Consejos para el niño que está siendo acosado

  • No es tu culpa. Nunca. Siempre es culpa del acosador o acosadora.
  • Intenta estar tranquilo e ignorar el abuso.
  • Mantente firme y claro. Dile que pare.
  • Intenta apartarte de la situación tan pronto como puedas y dile a un adulto lo que ha pasado inmediatamente.
  • Si recibes mensajes de acoso díselo a tus padres o a tu tutor.
  • Cuéntaselo a tus padres o a un profesor. Si te da vergüenza, dile a un amigo que te acompañe.

Fuente:

http://jralonso.es/

viernes, 17 de enero de 2014

Frecuencia e intensidad en el acoso escolar: ¿Qué es qué en la victimización?

 

fiscaliaInfocop

Desde una óptica legal, la Fiscalía General del Estado en una reciente instrucción sobre el tratamiento del acoso escolar desde el sistema de justicia juvenil, atribuye a este concepto diversas significaciones jurídico penales, pero que, en todo caso, describen un repertorio de conductas violentas, intimidatorias o denigratorias, para cuyo análisis debe partirse de una cierta continuidad y reiteración. En esta línea, aunque se carece de una definición consensuada de acoso escolar, se comparten unos mínimos comunes que posibilitan su operativización: desequilibrio de poder, intencionalidad de los actos de agresión, y continuidad en el tiempo (Olweus, 1993). No obstante, estos tres elementos no son suficientes, ya que además ha de producirse victimización, es decir, daño.

Por otro lado, se ha tendido a medir la continuidad en el tiempo, con base en la frecuencia de la conducta de acoso en un marco temporal concreto, obviándose una variable relevante, con efectos potenciales sobre la victimización: la intensidad de las conductas de acoso. De este modo, cabe esperar que conductas de alta intensidad precisen de una frecuencia menor para producir daño, e incluso, que conductas muy puntuales de acoso, pero de carácter marcadamente intenso, provoquen dicha victimización. De igual modo, no debe descartarse la posibilidad de que ambas variables interaccionen y que provoquen secuelas diferentes.  

En líneas previas señalábamos, en referencia a la víctima, que ha de verificarse algún tipo de daño en la misma. Desde el ámbito de la psicología forense conciernen los daños psicológicos y, más concretamente, los denominados daños internalizantes entre los que destacan, en el acoso escolar, los trastornos de ansiedad y la depresión. Este tipo de daños son los únicos que van a permitir establecer una secuela forense, al determinar judicialmente una relación de causalidad directa e inequívoca entre el acoso escolar y el daño detectado en la víctima.

Con estas consideraciones en mente, se llevó a cabo un estudio de campo para conocer los efectos de la intensidad y frecuencia del acoso escolar sobre los síntomas internalizantes. En la investigación participaron 110 adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y los 16 años, y la muestra se equiparó en género, curso (3º y 4º de ESO), y tipo de enseñanza (pública/concertada y privada). Se aplicaron dos instrumentos, el MMPI-A (Butcher et al., 2003) para medir la salud mental, y el cuestionario “Acoso y Violencia Escolar” (AVE) de Piñuel y Oñate (2006) para el acoso escolar. A partir de los resultados obtenidos en el AVE, los participantes se clasificaron en función de la frecuencia del acoso recibido en dos niveles (baja/nula vs. media/alta), y de la intensidad de las conductas de acoso en otros dos (Sí intensidad vs. No intensidad), para proceder, a continuación, con el contraste de la salud mental entre los grupos resultantes.

Los resultados arrojaron diferencias en la salud mental entre los adolescentes con una frecuencia media/alta de victimización, en relación con el grupo que refería una frecuencia baja/nula, de tal forma que este factor parece traer aparejadas secuelas en la salud mental. Concretamente, se registraron diferencias, siempre en la dirección de una puntuación significativamente mayor para la población con una frecuencia medio/alta, en siete de las nueve escalas clínicas básicas del MMPI-A contempladas: hipocondriasis, histeria, paranoia, psicastenia, esquizofrenia, hipomanía, e introversión social. Asimismo, del estudio de casos se extrajo una prevalencia significativamente mayor de casos entre la población de acoso medio/alto, en todas las escalas antes referidas, a excepción de la histeria, en la que la prevalencia era similar.

Por su parte, en relación con la intensidad se halló que la vivencia de conductas intensas de acoso también conlleva secuelas en la salud mental. De este modo, las víctimas de acoso presentaban puntuaciones significativamente más elevadas en las escalas de hipocondriasis, depresión, desviación psicopática, paranoia, psicastenia, esquizofrenia, e introversión social. Además, el estudio de casos reveló una prevalencia significativamente superior entre las víctimas de acoso intenso en estas mismas variables, a excepción de la introversión social en la que se detectaba una frecuencia similar.

En consecuencia, los resultados confirman que el acoso escolar es función de la frecuencia y de la intensidad de las conductas de acoso, ya que ambas variables tienen efectos en la victimización y, sin victimización, no hay acoso. Sin embargo, los efectos de ambos factores son diferentes. De este modo, la intensidad de las conductas de acoso, a diferencia de la frecuencia, tiene su reflejo en la depresión y la desviación psicopática; mientras que la frecuencia, y no la intensidad, en la histeria e hipomanía. Adicionalmente, la frecuencia y la intensidad del acoso comparten efectos (i. e., hipocondrías, paranoia, psicastenia, etc.), lo que sugiere la posibilidad de un efecto de interacción significativo de ambas. Por consiguiente, el daño psicológico internalizante, resultado de la intensidad y frecuencia del acoso escolar, no es el mismo, proveyéndose una interacción de los efectos en la victimización.

En suma, a la hora de abordar judicial y conceptualmente el acoso escolar, así como en la valoración forense del mismo, parece conveniente contemplar la intensidad de las conductas de acoso como una variable relevante que interviene en la configuración del daño psicológico. Esta apreciación implica trascender la visión tradicional, que centraba su atención principalmente en la frecuencia del acoso. Asimismo, para el estudio del acoso escolar desde una óptica forense debe realizarse una valoración del daño inherente al mismo, siendo necesario crear y diseñar protocolos específicos de evaluación. No obstante, la actuación judicial y forense ha de ser siempre subsidiaria de otras perspectivas, que han de focalizarse en la prevención del acoso escolar.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Iberoamericana de Psicología y Salud:

Novo, M., Seijo, D., Vilariño, M. y Vázquez, M. J. (2013). Frecuencia e Intensidad en el Acoso Escolar: ¿qué es qué en la victimización?. Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, 4(2), 1-15.

Referencias:

Butcher, J. N., Williams, C. L., Graham, J. R., Archer, R. P., Tellegen, A., Ben-Porath, Y. S., y Kaemmer, B. (2003). MMPI-A: Manual. Madrid: TEA Ediciones.

Olweus, D. (1993). Bullying at school: What we know and what we can do. Malden, M.A.: Blackwell Publishing.

Piñuel, I., y Oñate, A. (2006). AVE: Acoso y violencia escolar. Madrid: TEA Ediciones.

Mercedes Novo: Profesora titular del área de Psicología Social de la USC y miembro de la Unidad de Psicología Forense de dicha Universidad. Cuenta en su haber con numerosas publicaciones en el ámbito de la Psicología Jurídica y Forense, línea con la que se inicia en su tesis doctoral, dirigida por el profesor Ramón Arce. Entre otros premios, ha sido reconocida con la certificación I3 del Ministerio de Ciencia e Innovación por su trayectoria investigadora. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense.

Dolores Seijo Martínez, profesora titular de Psicología Social en la Universidad de Santiago de Compostela. Miembro de la Unidad de Psicología Forense de dicha Universidad. Su tesis doctoral (2000) sobre el estudio de las decisiones judiciales en casos de separación y divorcio, ha merecido el premio extraordinario de doctorado, en el año 2001. Ha recibido dos premios nacionales de investigación del Ministerio de Educación (2003 y 2004). Su investigación ha estado vinculada a la Psicologia Jurídica y Forense y, en particular, a la Psicologia Jurídica de la Familia y el Menor.

Manuel Vilariño Vázquez, doctor en Psicología y Máster en Psicología Jurídica por la Universidad de Santiago de Compostela. Viene desarrollando su actividad profesional e investigadora dentro del ámbito de la Psicología Forense. Es miembro de la Unidad de Psicología Forense de la Universidad de Santiago. Ha sido reconocido con el Premio Extraordinario de Doctorado y con el premio Profesor Mariano Yela al Investigador Novel en Psicología Jurídica.

María José Vázquez Figueiredo, profesora ayudante doctor de la Universidad de Vigo ha realizado diversos trabajos científicos sobre el comportamiento antisocial y delictivo en menores, que han sido reconocidos con el Premio Nacional de Investigación Educativa en el año 2003 y 2004, y con el premio extraordinario de doctorado en el 2010. Asimismo, cuenta con publicaciones en esta temática recogidas en revistas indexadas como Grado de competencia social y comportamientos antisociales, delictivos y no delictivos en adolescentes.  

Fuente:

http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4825&cat=50

Documento relacionado:

INSTRUCCIÓN SOBRE EL TRATAMIENTO DEL ACOSO ESCOLAR DESDE EL SISTEMA
DE JUSTICIA JUVENIL

https://drive.google.com/file/d/0B1xxDWVCJxArYWQxVXpiM19xRzg/edit?usp=sharing

martes, 14 de enero de 2014

Suicidio por acoso escolar: La fiscalía investiga la muerte de la alumna del colegio Santo Ángel

 

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La fiscalía investiga la muerte de la alumna del colegio Santo Ángel

 

El juzgado de instrucción ha remitido las diligencias por la denuncia a cuatro compañeras de la víctima por acoso escolar

O. SUÁREZ

La fiscalía de Menores analiza el procedimiento remitido por el Juzgado de Instrucción número 3 de Gijón sobre la denuncia presentada por la madre de una alumna del colegio Santo Ángel que se quitó la vida el pasado mes de abril tras sufrir un supuesto acoso escolar. Los familiares de la joven de 14 años denunciaron al centro escolar y a cuatro compañeras por los delitos de «inducción al suicidio, lesiones, amenazas, coacciones, tortura y delitos contra la integridad moral».

La investigación sobre el posible caso de acoso escolar sigue su curso ocho meses después del fallecimiento de la menor, un trágico episodio que sacudió a la comunidad escolar. La familia sostiene que la dirección del colegio era conocedora de la situación que sufría la estudiante, cuyo cadáver fue localizado el 11 de abril en un acantilado del parque de la Providencia.

Su madre, Montse, acompañada de la abogada Margarita Montes, entregó al juez instructor y a la fiscalía de Menores numeroso material recopilado de las redes sociales en los que supuestamente se recogen los insultos y desprecios a la adolescente. Llevaba varios meses a tratamiento psicológico en el centro de salud Puerta de la Villa. «Los primeros episodios de acoso fueron detectados por la familia en septiembre y el colegio estaba al tanto pero en las diferentes reuniones que la madre mantuvo con la tutora, desde el centro le restaban importancia al problema que era evidente...», señaló la letrada Margarita Montes.

Tanto el Cuerpo Nacional de Policía como el juez y el fiscal han tomado declaración a los allegados de la víctima, compañeros y profesorado con el objetivo de esclarecer la situación en la que vivía y estudiaba la menor. Los responsables del colegio Santo Ángel hicieron público un comunicado días después de la muerte en el que aseguraban que «desde que se detectaron problemas de diferente índole (nunca acoso escolar), se actuó en consecuencia para ayudar a la alumna a superarlos». No especificaron públicamente qué tipo de problemas sufría la adolescente, aunque sí habrían ahondado sobre el asunto ante la autoridad judicial. La versión aportada desde la dirección contrasta con la de la familia y la de muchos compañeros de la víctima, quienes aseguran que «las semanas antes de morir, se mostraba alicaída por el constante acoso al que estaba siendo sometida».

Fuente:

http://www.elcomercio.es/

jueves, 2 de enero de 2014

Conmovedoras ilustraciones retratan en bullying en los niños

 

Redacción ENEWSPAPER

nyjuyjCon el aumento de agresiones tanto físicas como verbales en las escuelas primarias y secundarias de todo el mundo, el ilustrador japonés, Peony Yip, aborda el tema del bullying en su más reciente trabajo “Stand up to bullying

La intimidación que existe entre los niños y niñas de diferentes edad está en ascenso, y para promover el abuso y alto de bullying, el ilustrador y diseñador gráfico japonés, Peony Yip, creó una serie de ilustraciones, que retratan las diferentes agresiones e insultos que reciben los niños en las escuelas.

Con un estilo boceto en blanco y negro, y confesando que él alguna vez fue vixtima del bullying o acoso escolar en su infancia, las ilustraciones tienen como objetivo crear conciencia sobre el tal tocado tema.

Los dibujos presentan a cuatro niños en posiciones abatidas, con frases o palabras agresivas como “basura blanca” u “ojos rasgados”, con una tipografía grande sobre la cabeza de los niños. Las ilustraciones incluyen la frase “Enfrentemos al bullying”.

Yip nos anima a ayudar a los niños para detener la intimidación, y cita aHarvey S. Fireston: “No ser intimidados al silencio. Nunca permitamos ser una víctima. Aceptar la definición de nadie en la vida, pero definirnos a nosotros mismos”.

En México el Bullying también es una realidad y esta creciendo, estadísticas de la Secretaría de Salud estatal revelan que las edades más propensas son de entre diez y 14 años; en 2010 se registraron diez suicidios y en 2011 la cifra se elevó a 20 casos. A escala nacional existe un registro de cuatro mil 201 varones y 989 mujeres que perdieron la vida en 2012 por acoso escolar.

 

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@paredromag

Fuente:

http://www.enewspaper.mx/archivos/101041