Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)

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ACOSO ESCOLAR E INSTITUCIONAL (Pincha en la imagen)

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miércoles, 19 de julio de 2017

Parental Click: Una aplicación app contra el acoso escolar

 Acaba de salir al mercado una aplicación creada para luchar contra el acoso escolar. Se trata de Parental Click.

 

Parental Click: Lucha contra el acoso escolar

 
La idea de esta aplicación surge de un abogado español, Pedro Valle, en colaboración con el grupo de psicología "Psiconueve" y la consultora tecnológica "Grupo Hasten".

La aplicación con control parental recopila pruebas del acoso que el menor pueda estar sufriendo, algo vital e importantísimo, dado que un gran número de casos de bullying o acoso que se denuncian en los juzgados terminan desestimándose por falta de pruebas. De este modo, con dicha aplicación, estas pruebas quedan registradas, permitiendo a los padres recoger pruebas del  acoso que sus hijos puedan sufrir de una manera legal en caso de juicio, por lo que dichas pruebas podrían ser utilizadas en un proceso legal y legítimamente.

Parental Click permite el acceso al historial de navegación, llamadas y redes sociales; nuevos contactos; visualización de fotos, vídeos, etc que se envíen o reciban, aún incluso de que sean borrados; geolocalizar al hijo, etc.
Tampoco se vulnera el derecho a intimidad del menor, ya que 'Parental Click', es una aplicación de control parental que se instala, tras el consentimiento del menor. Tanto los padres como el menor conocen los datos a los que se tiene acceso. La idea de Parental Click es prevenir a esos peligros que hay en la red con la complicidad y confianza entre padres e hijos.
 

Esta aplicación puede descargarse en Google Play, aunque no es gratuita. El precio de la suscripción anual es de 29 euros.

 
Información recogida de
 
https://androidphoria.com/ y de http://www.europapress.es/
 

viernes, 9 de junio de 2017

Acoso escolar: Manipuladores institucionales

 
Vagabundo
Quienes somos víctimas del temible acoso escolar o bullying: víctima y familiares cercanos, hemos sido maltratados, vejados y perseguidos no sólo por un/a vulgar macarra y sus pandilleros secuaces. Cuando nos hemos vistos obligados a denunciar esta situación de desprotección, violencia física y sobre todo psicológica, dada la más absoluta indefensión, inacción y ninguneo de los supuestos garantes; en este caso colegios y entramado educativo, el efecto resultante ha sido el llevar a la práctica ese dicho tan conocido: “la mejor defensa es un buen ataque”; ataque basado especialmente en la política de “Divide y vencerás” Para ello las direcciones de los colegios, guiados por esa especie de policía política denominada Inspección, comenzará una guerra sucia de bulos, rumores y descréditos no sólo hacia la víctima principal, sino lo peor hacia la familia, a la que se le tildará frecuentemente de inadaptada, desestructurada, conflictiva y negligente, en el mejor de los casos; rumorología que usará como elementos dispersadores y tóxicos no pocas veces a las propias asociaciones de padres, frecuentemente alineadas y seleccionadas por las propias direcciones de los centros implicados. En esa caza de brujas, el oscurantismo, mezclado con bastante ignorancia y no pocas veces la falta de ética, cuando no embadurnada de un exceso de cinismo, hará que ese tóxico gas rumorológico dañe hasta las entrañas a esa familia que un día se vio obligada a denunciar. Rumores y bulos que se acrecentarán cuando entren en juego no sólo falseados informes del entramado educativo; sino además de apandadores cómplices de otras instituciones: Servicios Sociales, Familia y Menores y un extraordinario contubernio de vergonzosos trepas y correveidiles pandilleros adoctrinados, cuya misión final será “mostrar la supuesta limpieza ética y garante de las instituciones implicadas”, con tal de que se escaparate corrupto brille y sea publicitado como virginal e íntegro.

Si las situaciones de maltrato y acoso se reproducen y se destapan, las instituciones públicas implicadas se encargarán de manipular las cifras, resultados y crudas realidades de este terrorismo institucionalizado del acoso escolar para reconvertirlas en una imagen pulcra de interés, preocupación y atención hacia las víctimas; víctimas que según “sacrosantos” dirigentes políticos y burócratas asociados se minimizarán y casi erradicarán hasta quedar el fenómeno vergonzoso y venenoso del acoso en prácticamente “burdas excepciones”; y con ello recalcar esa famosa frase cobarde y falsa que tanto repiten la inmensa mayoría de responsables de los colegios: “En este colegio no hay ni ha habido caso alguno de acoso escolar”.
Mientras tanto, cada día se suman más casos de este cáncer silencioso y cobarde, que sufrirán jóvenes y familias; jóvenes afectados de por vida por esas secuelas perdurables en forma de frustración, estrés postraumático, inseguridad, labilidad emocional, exclusión y no poca agresividad latente y amargura; marcadas no sólo por el hierro candente del aprendiz de psicópata de turno, sino, quizás lo peor, por las instituciones que se presumían garantes y defensoras de los derechos de los afectados, pero que con una sobredosis de cinismo, hipocresía, síndrome de negación, inacción, ninguneo y mucha mucha cobardía, miraron hacia otro lado, se desligaron de sus deberes en el mejor de los casos e incluso se atrevieron a crear bulos y denunciar miserablemente a aquellas familias que se vieron obligadas a denunciar tan graves actos hacia sus hijos.
En la sombra, autoridades judiciales que siguen bostezando a menudo ante tanto desalmado institucional, con una impresión particular de incomodidad, dejadez o sencillamente complicidad pasiva antes hechos que presumo enquistados. Pero es sólo mi impresión, ¿o no?
Y es qué resulta muy fácil y barato joder y arruinar la armonía y derechos de tantas familias, en un prostituido país que presume de ser muy avanzado e igualitario! Democrático cuentan…

miércoles, 1 de marzo de 2017

Bullying o acoso escolar: ¿“Cosa de niños”? No, ¡indefensión!

 
ACOSO ESCOLAR o bullying
Manuel Rodríguez G.
Esta es la realidad de la postura muy generalizada de los centros escolares ante el acoso escolar que se da en ellos (Ver el siguiente vídeo de “Proyecto bullying”, donde el colegio y mal denominados “compañeros”, se desentienden ante la solicitud de una simple entrevista

http://www.cuatro.com/_8af8b55b 

 

 
Síndrome de negación y ninguneo de esta violencia silenciada y disfrazada. Con ello además el mensaje y aprendizaje de hostigadores y víctimas son palpables:
- Los hostigadores se fortalecen y siguen entrenando su muy nefasta empatía, e incluso su posible psicopatología latente, ante el premio de que el centro se desentiende o se alía indirectamente contra ellos, al negar estos gravísimos hechos; mientras que otros compañeros se suman al linchamiento de la presa elegida por el pseudolíder. Un redito muy jugoso para el ego de quien tanto daño hace. Un aprendizaje muy “productivo”.
- Las víctimas recogen el mensaje de que, ante este terrorismo psicológico, finalmente caen derrotadas ante la indefensión aprendida y asumida de que nadie va a ayudarles; menos aún los muchos cómplices directos e indirectos en el contexto del aula (dirección y profesorado del centro incluidos), donde a menudo tendrá que luchar con el fantasma del chivo expiatorio fabricado: “Si te está pasando a ti te lo habrás merecido, algo habrás hecho, eres torpe e inadaptado, debes espabilar, algún problema tendrás…”.
Esa indefensión asumida romperá los esquemas de muchos derechos inherentes al individuo; entre ellos al básico del respeto personal a todos los niveles. En el mejor de los casos, si esa dañina dinámica no para en el aula y en el contexto social de la víctima, el daño sufrido será irreversible, con serias secuelas psicológicas que la víctima sufrirá de por vida: ataques de ansiedad, frustración, inseguridad, baja autoestima, distimia, labilidad emocional, estrés postraumático, fobia social, propensión a adicciones, agresividad latente ante la gran soledad y amargura de sentirse desplazado socialmente y un largo etc. Eso, en el mejor de los casos; o sea en lo menos malo.
En el peor de los casos, cuando además del vacío y ninguneo de estos graves casos en el contexto escolar no se produce el apoyo proactivo por falta de alerta, subdimensión del problema y/o comunicación de los familiares directos, esa indefensión aprendida y asumida puede dar a lugar a un suicidio inducido; inducido por tanto cómplice cobarde que habrán ayudado al acosador, a un posible candidato a psicópata, para que el día de mañana, ya aventajado y experimentado, hostigue e intente hundir en su entorno a cualquiera que conviva o se cruce con él en su camino: con la pareja, en el trabajo, en su entorno familiar y social...
Tarde ya, demasiado tarde ya, se hablará de violencia social, familiar y cómo no de violencia de género. Se contabilizarán las consecuencias de actos violentos y transgresiones, sólo que casi nadie hablará de la anamnesis social, de la génesis de atrás, de lo que hipócrita y míseramente se ocultó por toda una sociedad, y sobre todo, por unos garantes institucionales, sistema educativo a la cabeza, para que ese terrorismo socio-educativo se quedara en un simple “cosa de niños”, aquí nunca hubo ni habrá acoso escolar”.