Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)

Acoso escolar e institucional (Pincha en la imagen)
ACOSO ESCOLAR E INSTITUCIONAL (Pincha en la imagen)

Traductores

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German temas para windows Spain cartas de presentación Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

viernes, 28 de marzo de 2014

Agresión escolar y salto al vacío

 

  • El fiscal descartó que fuera un caso de acoso escolar sin diligencia probatoria alguna

  • La madre denunciará a la luz de las nuevas evidencias halladas en las redes sociales

Montserrat Magnien, madre de Carla Díaz, con un retrato de su hija, que se suicidó con 14 años.CARLOS GARCÍA POZO

PEDRO SIMÓN

El lunes le llamaban «bizca». El martes tocaba aguantar lo de «bollera». Hubo miércoles en que fue bautizada con las aguas fecales del baño. Jueves con rima: «Topacio, un ojo para aquí y otro para el espacio». Viernes en los que la hoja entera se le volvía un borrón: «No toques eso. Lo ha tocado ella».

Carla y su calendario escolar. Carla y la vida como en suspenso a los 14 años. Carla y una sola asignatura: la de llegar entera al fin de semana.

Hasta que el 11 de abril de 2013 se levantó de la cama, salió de casa, caminó en dirección contraria al colegio, recorrió la bahía por la playa de San Lorenzo de Gijón, subió a un alto junto al Cantábrico, hizo flop y desapareció.

Se lanzó desde el acantilado de La Providencia. El cuerpo sin vida fue hallado en el mar a media tarde. Un año después de su suicidio, la Justicia no trae más que una espuma de vuelta. ¿Por qué se mató Carla?

-Eso. ¿Por qué se mató Carla?

«La llamaban bollera, bizca, le arrojaban agua de los baños. No entendía por qué se metían con ella si nunca les había hecho nada»

-¿Que por qué? Nadie está haciendo nada para saber lo que pasó. Mi hija no es una niña que estuviera mal; hicieron que estuviera mal. La mató el acoso diario, la persecución, lo que le decían, lo que le hacían... Era el monito del colegio. Hasta que no pudo más.

No pudo más Carla Díaz, la hija. No puede más Montserrat Magnien, la madre.

Aunque la Fiscalía de Menores de Oviedo sobreseyó el caso por falta de pruebas a finales de enero, la familia va a pedir esta semana que se reabra a la luz de las nuevas evidencias. Carla y aquel 2º de ESO.

EL MUNDO ha tenido acceso al atestado policial, a los testimonios de las menores que fueron a declarar a comisaría, a documentación interna del colegio Santo Ángel de la Guarda donde estudiaba y a los mensajes que se intercambiaron sus compañeras en las redes sociales que frecuentaba la niña en los días posteriores a su muerte.

El resultado de esta orografía es un mapa donde todas las pistas conducen al mismo lugar: la historia de una muerte encerrada en un cofre que hoy abrimos.

Estaba en las redes sociales.

«Carla se suicidó por tu culpa».

«...todo el SAG [Santo Ángel de la Guarda] se metía con ella».

«Yo sí, me metí con ella, le pegué, nos pegamos, pero, y? fui la única persona acaso? Creo que no, eh, hay mucha gente más que ahora no da la cara, que hizo lo mismo, incluso peor que yo».

«Cuando no puedes más, cuando ya estás harta, cuando piensas que el mundo está en contra de ti, cuando ves todo de mala manera, cuando te sientes mal, cuando están día tras día insultándote, riéndose de ti, haciéndote bullying o burla... puedes llegar a estos extremos».

«Esa pobre niña lo único que quería era vivir tranquila, lo consiguió? No pq? Pq a muchos jilipollas que hay sueltos por Gijón les pareció gracioso reírse de ella, o pegarla según el día que tuviesen».

«Carla da penina [días antes de la muerte], ya ni insulta ni na».

Estaba en el testimonio que una alumna realizó en la comisaría.

«La menor indica que a raíz de hacerse pública su condición de bisexual (...) comenzaron a meterse con ella, llegando a insultarla con frases tipo: bollera, virola [bizca] y otras frases similares, e incluso en una ocasión le arrojaron agua procedente de los baños. (...) Ella no entendía por qué estas personas se metían con ella si nunca les había hecho nada».

«Me dijo que se iba a suicidar [la noche previa al deceso] porque todo el mundo se reía de ella en el colegio por su problema de estrabismo».

«Me dijo que se iba a suicidar porque todo el mundo se reía de ella en el colegio por su problema de estrabismo»

Estaba en un acta que levantó el centro el 18 de febrero de 2013.

«Alumna: Carla Díaz. Temas tratados: problema de acoso escolar [señala el nombre de tres menores]. Medidas a adoptar: vigilar tema de acoso de más alumnas de 2ºB».

Estaba en un mensaje escrito entre visillos por una adolescente que sabe mucho y calla más.

«Elimina lo de la guaja q se suicidó q la poli anda detrás de eso, q vino a mi tutoría y están por las webs y todo, no contestes. Un beso. L».

¿Por qué se mató Carla?

(...)

Buscando la respuesta exacta regresamos a aquellos días, a aquella concertina de tres uves dobles, a aquella chica que corre.

Carla es cariñosa, hiperactiva, la vemos en el sofá pidiéndole a su madre que le compre una mascota, madrugando como suele, tomándose su tiempo para desayunar, sentada encima de Montse. O en su habitación, escuchando a Pablo Alborán, cantando por lo bajo. Porque la niña tiene su estribillo: de mayor quiere ser médico.

Es otoño de 2012, el curso ha empezado hace unas semanas, aparentemente es un día al uso, suena el teléfono y una madre avisa -ahora lo sabemos- del comienzo de algo que lo cambiará todo.

«No lo supe por el colegio. Lo supe por la madre de otra niña. Le pregunté a Carla que por qué se había hecho esos cortes. Una vez, otra. Un día, otro. No me decía nada».

Todo empezó con las autolesiones de Carla, el primer síntoma de que el curso se escribiría torcido, la prueba del nueve de que algo no iba. En las muñecas. Los cortes se los hacía en las muñecas, aprovechando la cuchilla que le quitaba a los sacapuntas, y luego ocultaba las marcas bajo las pulseras.

Así que aquel principio de curso 2012/2013 empezó en la escuela y siguió por los psicólogos. Arrancó con un saco de notables a la espalda y continuó con siete suspensos. Comenzó con la profesora pasando lista y concluyó con un asiento vacío.

«Yo sí, me metí con ella, le pegué ¿Fui la única? Creo que no, eh. Hay mucha gente que hizo lo mismo, incluso peor que yo»

«A partir de los cortes no la dejábamos un minuto sola, la llevábamos al colegio y la íbamos a buscar. Empezó a saltarse clases, a bajar el rendimiento. Sabía que pasaba algo en clase, pero no sabía el qué. Luego supe lo que fueron esos dos años para ella: la insultaron, le hicieron daño, la persiguieron, vi un vídeo en el que aparecen unas crías riéndose diciendo que le pegaban porque les salía de los cojones. Crearon un muñeco virtual muy feo, bizco, y le pusieron de nombre Carla, el monito Carla... Es muy duro saber que estaba pasando esto y nadie hizo nada».

Estamos a tres días del suicidio y su madre ya tiene los impresos para cambiar a la hija pequeña de centro.

Estamos a dos días del suicidio y hay compañeros que refieren una persecución.

Estamos a un día del suicidio y Carla le dice a una amiga que ya no la verá más, que no aguanta otra noche; que ha dejado unas notas en la blackberry para su madre, explicándole todo; que le manda el pin de la tarjeta y la contraseña del móvil; y le da un código que significa providencia.

Estamos en el día de su muerte. Cuando la encontraron en el acantilado, estaba sin su chaqueta negra de corazones blancos.

Gijón amaneció y sufrió una sacudida con aquello. El Juzgado de Instrucción número 3 de la ciudad investigó de oficio lo ocurrido, descartó el homicidio y acabó dando traslado del caso a la Fiscalía de Menores de Oviedo, que descartó el acoso escolar sin ni tan siquiera llevar a cabo ninguna de las diligencias probatorias solicitadas en la denuncia de la madre. En efecto. No se llamó a testificar a las cinco menores sospechosas de bullying. No se libró un oficio para bucear en las cuentas que la menor tenía en las redes sociales Tuenti, Facebook, Twitter y Ask.fm. No se hizo el volcado del portátil de Carla, que aún yace bajo custodia a la espera de que alguien ordene que se mire allí dentro.

Un año después, la familia pedirá esta semana al fiscal que reabra la causa. Así lo harán los abogados Leticia de la Hoz y Luis Manuel Fernández, que aportan decenas de mensajes nuevos y un montón de silencios viejos.

«Con su decreto de archivo, el fiscal ha impedido a la familia ejercer la acusación particular y, con ello, le ha privado de su derecho a investigar la verdad de lo sucedido», señala la letrada. «Parece ser que insultar, vejar y agredir de manera continuada a una menor no tiene relevancia penal».

El caso es que hoy todo son ausencias que nadie explica. En La Providencia Carla hizo flop y desapareció.

Y con ella más.

Desapareció una de las cinco acosadoras señaladas por la acusación: la niña fue trasladada a un colegio de Gerona a los tres días del suicidio, abandonando el curso a medias.

Desapareció la Blackberry con las notas para la madre: si bien el forense concluyó que la niña falleció en torno a las 11.00 horas, hay registrada actividad postmortem en su línea de WhatsApp a las 12.20.

Ahora la madre sabe que, el día en que cumplió los 14, recibió una felicitación como una bomba racimo: «Feliz cumpleaños, bollera». Y así todo.

La letra urgente de Carla -párvula, destartalada, redonda- está en una hoja de apuntes escolares que nos acerca Montse. Con mimo, como si fuera un incunable, quizás la única llamada de socorro manuscrita de la víctima.

«¿Qué te pasa?», le escribe una compañera en plena clase, y le pasa la nota.

«Me están amenazando», contesta Carla, y se la devuelve.

El profesor ha debido de pillarlas. En mayúsculas, con bolígrafo rojo, al pie de la hoja, le advierte a la madre: «Mira a lo que se dedica tu hija en clase».

«La obligaron a matarse»

El acoso escolar afecta al 4% de los niños de Primaria y al 8% de los de Secundaria. En los últimos años ha crecido más entre las chicas que entre los chicos. Hay especialistas que dicen que el bullying está detrás de la mitad de los suicidios entre menores. Y toda esta bola de nieve crece con el alud de la redes sociales... El trazo somero es cosa de la Asociación Contra el Acoso Escolar, cuya presidenta, Encarna García, anuncia que su colectivo estudia denunciar por prevaricación a Jorge Fernández, fiscal de Menores de Oviedo. «Hicieron con Carla lo mismo que con Jokin. La obligaron a matarse. Es terrible», afirma. «El fiscal cerró el asunto sin investigar las pruebas que pidió la madre: mirar en internet para ver si había acoso, tomar testimonio de las niñas. Ahora sabemos esto». En España, el acoso escolar no está tipificado como un delito, sino que se encuadra dentro del artículo 173.1 del Código Penal, referido al delito contra la integridad moral. En la práctica es muy complicado lograr una condena contra un menor. De lograrse, suele terminar con trabajos en beneficios de la comunidad. Al hilo de la incidencia de la esfera digital, el primer ministro británico, David Cameron, señaló públicamente a Ask.fm: en tan sólo un año, cinco menores acabaron suicidándose después de ser hostigados por esta red social. Carla la conocía. Tenía una cuenta abierta. Allí ella era un muñeco feo y bizco que habían creado los demás. Y al que habían bautizado con su nombre. / P. SIMÓN

Fuente:

http://www.elmundo.es/

sábado, 22 de marzo de 2014

Bullying: Un cielo lleno de “angelitos” muertos

 

Manuel Rodríguez G.

suicidSaray Mondragón, niña colombiana de 13 años, dejó escrita una carta a sus padres en la que explicaba que no podía aguantar más insultos, que estaba desesperada y que no quería vivir más así, antes de suicidarse lanzándose de un quinto piso.

“Desde hoy contamos con un angelito más en el cielo. Sabemos que es un hasta pronto", dice la AMPA

La Conselleria de Educación y el Colegio Madre Alberta niegan hechos relacionados con el acoso escolar

 

 

Lunes 10 de marzo. Saray Mondragón, niña colombiana de 13 años, desesperada decide acabar con su vida y se lanza desde el quinto piso de su vivienda, tras el acoso escolar que venía sufriendo como alumna de 2º de ESO, en el Colegio Madre Alberta de Palma de Mallorca. Una carta escrita a sus padres, antes de lanzarse al vacío, así lo atestigua y donde desesperada manifiesta que tras constantes insultos, así no podía seguir viviendo. Horas antes de verse obligada a tomar esa fatal decisión, avisó a una amiga: "No puedo aguantar más insultos".

Finalmente el martes, 11 de marzo, moría.

Como viene siendo descaradamente frecuente y mísero, el Sistema educativo correspondiente no se manifiesta porque se apoya en el socorrido “No hay constancia de que se trate de un tema de acoso escolar. Eso sí, el inspector de la Conselleria de Educación del Govern balear, consternado, se acercó el mismo día de la tragedia, al centro escolar acompañado por el director del Instituto para la Convivencia y Éxito Escolar, Jaume Isern.

Por su parte, el colegio concertado y religioso también se alía con la política del silencio cómplice, en base a la "tremenda delicadeza de la situación", aunque aclara que "no se puede constatar" que la niña fuera víctima de acoso alguno, y, cómo no, aprovechando la ocasión para tirar balones fuera y de paso dudar del clima familiar, arma tan desgraciadamente utilizada sistemáticamente por demasiados colegios cuando suceden hechos de esta gravedad.

Especialmente lamentable y cínico me resulta lo manifestado en una escueta nota con argumentos apologéticos de dudosa ética, a través de la tradicional y correspondiente AMPA:

"La alumna de nuestro colegio nos acaba de dejar para reunirse con nuestro Señor, ya goza del descanso y la felicidad eternas junto a la Virgen y a Madre Alberta. Desde hoy contamos con un angelito más en el cielo. Sabemos que es un hasta pronto. Seguiremos disfrutando de ella a través de la Comunión de los Santos, hasta que llegue nuestra hora y también nos toque a nosotros el premio del descanso eterno".

Resulta patético el mensaje de “conciliación, reunión y felicidad” hacia la víctima menor. Un suicidio inducido por demasiados cobardes agresores y demasiados cómplices temerosos; no por la justicia “divina” sino por el “sacrosanto” oscurantismo de este sistema educativo, sea público o privado, que lejos de clarificar, prevenir y cortar cualquier intento de extorsión física y, sobre todo, psicológica, lo permite, lo alimenta y lo ampara escudándose en el ninguneo y, en este caso, incluso en ganar “angelitos”, allá arriba; en el cielo, eso dicen ellos.

Cielos desgraciadamente poblados de angelitos muertos, de angelitos premiados por ser víctimas de suicidios obligados. Angelitos que no han tenido la oportunidad de decidir si querían partir de este terrenal mundo para reunirse con un Dios, pastor de ya excesivos angelitos muertos.

Desconozco qué pensará “la Virgen y la Madre Alberta”. Desconozco cómo podrían consolar deidad y santa respectivamente a esa madre terrenal, inmigrante y seguramente impotente ante el muy escaso celo de las autoridades por depurar responsabilidades penales ante la muy triste desdicha de perder a una hija en estas condiciones: suicidio por bullying, suicidio inducido Triste.

Dudo que las oraciones, el lavar trapos sucios con el silencio, el negar hechos y prohibir que se hable del suceso, el intentar limpiar una imagen salpicada de sangre y disfrazarla de alegorías religiosas pueda transmitir a unos padres paz, calma, sosiego e incluso supuesta felicidad por ese encuentro anticipado de hija perdida con el divino. Así no:

¡Ya hay demasiados angelitos muertos, allá en el cielo!

jueves, 6 de marzo de 2014

Violencia en las aulas: Brutal paliza a una adolescente

 

Situación patética y típica de los que miran sin hacer nada (de este penoso y muy duro vídeo) ,y sobre todo, de los que graban, cual verdulero espectáculo circense. No me refiero al sano y valioso circo que nos hace reír, emocionarnos y divertir; sino al propio de aquellos espectáculos romanos donde se aplaudía la violencia y la peor de las características de no pocos seres humanos: la crueldad, aderezada con una enorme dosis de violencia y falta de piedad.

El vídeo es impactante y muy cruel, pero se ha añadido (aunque se está retirando de muchos sitios) para que la gente se conciencie y no mire a otro lado ante estos actos salvajes . Llamativo que una de las compañeras de la bestia agresorapida que lo deje ya, que "hay gente"; es decir lejos de ayudar a la víctima se preocupa porque la "bicha" pueda tener problemas, como así ha sido. ¿Dónde est´sa el auxilio a la víctima?, ¿no debería haber castigo por actitudes como estas?

En cuanto a la asquerosa actitud de la adolescente (¿alimaña o persona?) no puedo ni quiero decir más… sin duda alguna, producto de esta enferma y podrida sociedad que genera y potencia, con su falta de valores y apoyo, la violencia y la insolidaridad total. Violencia que quema y desgraciadamente se desarrolla más y más, como una infinita mancha de aceite del mal. Insolidaridad que, antes o después, todos  “tragaremos y escupiremos” , si nadie lo remediaTriste

¡REPUGNANTE Y VERGONZOSO! 

“La agresora se enzarzó a golpes y patadas en la cara y la cabeza de la otra chica, a la que llega a arrastrar por el cabello en presencia de, al meno otras dos jóvenes, que no intervienen para detener la agresión”.


“En medio de los sollozos de la víctima, que permanece acurrucada en el suelo intentando parar los golpes, una de las amigas de la agresora le suplica: «¡María ya basta!, ¡María, para, por favor, que hay gente!, sin que la agresora se detenga por ello”.

“La menor ya tenía un historial conflictivo y se le había llamado la atención en diversas ocasiones por mala conducta”

 

Ocurrió el pasado 26 de febrero en Sabadell (Barcelona). Una menor de 14 años agrede brutalmente a una compañera a las afueras de un centro escolar ante la pasividad de otras niñas que no hacen nada por evitarlo. Una le grita que pare, pero tampoco se acerca. Otras graban la paliza con sus teléfonos móviles. Patadas, puñetazos, golpes de rodilla... este nuevo caso de violencia escolar tiene revolucionado estos días los centros escolares de la localidad catalana. Una directora de un centro cercano ha confirmado a este periódico digital que ya hay presentada una denuncia sobre los hechos. Al parecer, los padres de la víctima también han presentado denuncia ante los Mossos, y el caso está siendo investigado por Fiscalía de Menores. La joven fue atendida con varias contusiones leves.

Dos días después de la agresión, la chica justificaba la paliza a través de su Facebook, en respuesta a varios comentarios de sus compañeros, que le recriminaban su comportamiento. Ella no se mostraba arrepentida, y escribía: "stoy arta de la gente que se mete en mi puta vida,aver gente,si le pege a cierta persona fue porque tenía motivos y que se ponga de rodillas ke? Lo que hizo no tenía perdón.

Al parecer, las menores no estudiaban en el mismo centro. La agresora asistía a clases de primer curso de ESO en el Colegio Escolapies, de Sabadell, al que había sido derivada hace unos meses procedente de otro instituto, debido a su mal comportamiento. La niña ha sido expulsada. La dirección del centro evita pronunciarse ante el asunto.

Uno de cada cuatro escolares españoles sufre o ha sufrido acoso en las aulas, y según datos de la Policía, derivados del Estudio Cisneros sobre 'Violencia y Acoso Escolar', en los casos de graves casi un 54% de las víctimas presenta síntomas de estrés postraumático, como pesadillas, ansiedad, insomnio, flash back o pánico; el 55% sufre depresión y el 53% tiene una imagen negativa de sí mismo.

España es uno de los países de Europa en los que menos se reconoce haber sufrido el acoso escolar de hecho, la Policía señala que, en nuestro país, la mayoría de las víctimas nunca se lo han confesado a un adulto.

Fuente:

http://www.lainformacion.com/