Manuel Rodríguez G.
Sigo mostrando mi incredulidad a base de agnosticismos, ya casi radicales, cuando reflexiono ante noticias tan míseras como las que más abajo se reproduce.
Difícil forma de intentar erradicar este fenómeno de violencia y aislamiento socio-educativo en las aulas, más cuando esos que se quieren proclamar AUTORIDAD pueden ser tan corruptos y viles que con sus actitudes soeces represionan a la víctima, cuando ésta o sus familiares dan el paso obligado de denunciar (pues no conozco ningún caso en que previamente se haya intentado solucionar, vía diálogo, antes de tomar tan duras decisiones).
El ejemplo del profesorado es como poco clarividente y presumo es un gran indicador de la actitud generalizada de los no atípicos que esconden e incluso, como se expone en este caso, usan la represión y exclusión como forma de coartar los derechos de un niño; en este caso además víctima.
Curiosamente, la noticia recoge asimismo el temor de un padre que ante sus manifestaciones quiere guardar el anonimato. Claro ejemplo del silencio cómplice por ese miedo hacia las represalias posteriores. Evidentemente la lección trasciende fuera del colegio y como una mancha inmensa de polución se extiende a la sociedad. Impera pues la ley del silencio, la ley del complaciente,la ley del cobarde. Enfrente las amenazas veladas y reales que subrogan a una inmensa mayoría asustadiza y callada.
En el trasfondo, la conclusión para ese alumno por esa lección asquerosa recogida, para esa víctima, será la elección presionante y obligada de dos caminos distantes pero relacionados: O intentar salir de ese pozo inmenso a través de mucho esfuerzo y gran soledad social con la excesiva carga de una violación psicológica perdurable en el tiempo o tomar esa efectiva “lección de praxis” y convertirse en un nuevo matón a costa de sobrevivir en esta sociedad cínica, podrida, corrupta y carente de los mínimos valores éticos, humanos y de dignidad. Al fin y al cabo ésta última es la que marcan no pocos supuestos conductores educativos, la que lleva a “la excelencia, al sobresaliente”. Hay que espabilar y poner en marcha “la ley del talión”. La otra vía, la otra solución, parecen decirnos esos que con su desplante mísero y cínico ante la víctima no acuden a realizar su labor; la otra alternativa repito, debe ser la que lleva al “suspenso definitivo”, a la desaprobación, represión, exclusión y en definitiva al exilio de la víctima.
La lección es clara y contundente: La elección es extorsionante. ¡Señor, Señor!
Sufre bullying y ahora sus maestros lo quieren fuera del plantel
Directivos y maestros de la primaria Rafael Miranda suspendieron clases como protesta contra la asistencia del menor a clases
Francisco Pazos
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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre.- Directivos y maestros de la primaria Rafael Miranda, plantel donde un menor se arrojó de un primer piso por ser víctima de bullying, suspendieron las clases ayer por la mañana como medida de protesta contra la asistencia del menor a clases en ese plantel.
De acuerdo con padres de los alumnos de esa primaria, ubicada en avenida 12 y Calle 13, ni autoridades ni maestros fueron a trabajar.
“Los niños fueron recibidos y se quedaron como 15 niños, pero no había maestros para que tomaran clases”, aseguró un papá, que pidió el anonimato. Ante la falta de maestros, estudiantes de las primarias Rafael Valenzuela y Francisco P. Miranda, que temporalmente tiene sede en ese plantel, regresaron a casa.
El 26 de septiembre pasado, Rodrigo, de tercer grado de primaria se arrojó del primer piso de la escuela debido a que era víctima de bullying. La caída le ocasionó lesiones en la espalda y cuello.
La Procuraduría General de Justicia del DF inició una averiguación previa contra algunos directivos y profesores del plantel para determinar su responsabilidad.
En tanto, la Secretaría de Educación capitalina ofreció a las autoridades de la primaria talleres para detectar el bullying.
Fuente:
http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=776126&seccion=seccion-comunidad&cat=10
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