Manuel Rodríguez G.
Leo la nota amarga de una amiga que pregunta públicamente
”¿ACOSO O NO? que cada uno juzgue por si mismo...esto es solo una pincelada de lo que la justicia no quiere juzgar:
POESÍA A TRAVES DE UNA RED SOCIAL A MI HIJA
¿Sabes? Creo que tienes un problema, sí,tienes complejo de abeja, te crees una reina y simplemente eres un bicho, pero eso no es todo, añádele que eres tan puta que cuando te mueras tus piernas dirán ¡por fin juntas! es que es grave, es grave porque te crees lo mejor simplemente porque un día estas con unos y otro día con otros y no te das cuenta que eres el juguete de todos, así que cierra las piernas y abre los ojos, que estas muy sola, perra”.
Leo y me pregunto cuál es el perfil psicológico de quienes agresiva y despiadadamente son depredadores en potencia de tantas víctimas. Víctimas sin fenotipo fijo: Víctimas por ser inocentes, sensibles, empáticas, obesas, inteligentes, despistadas, bajas, tímidas, inmigrantes, creativas, homosexuales, educadas, discapacitadas, delgadas, con gafas, altas, débiles, guapas, peculiares, empollonas, tartamudas, imaginativas, curiosas, asustadizas o bonachonas entre muchas otras peculiaridades… es decir sin un prototipo definido, sin una característica común, excepto una: ser parte de la diversidad social y donde, un maldito día, sólo el hostigador y sus secuaces elegirán caprichosamente a esa presa potencial porque les molestó esa inocencia o valentía; esa belleza o fealdad, esa inteligencia o torpeza, esa diferencia, esa diversidad social … o simplemente porque alguien se cruzó con estos matones aventajados y la psicopatología y las muchas carencias afectivo-emocionales de esa jauría de cobardes, saltaron sintiéndose amenazados y dispuestos a proyectar esa agresividad enfermiza y latente, indicadora de ese enorme déficit empático-social-relacional y afectivo. También me pregunto cuál es el caldo de cultivo donde estas “personitas” se desarrollan para que éstos salgan indemnes e incluso fortalecidos ante tan alarmante psicoterrorismo socio-escolar.
El perfil de estas "personitas" se origina en sus casas y se va perfilando, moldeando y potenciando en esta sociedad competitiva y trepa que nos está tocando lidiar, a través de "socializaciones" escolares y en grupos de iguales. Estos gallitos ganan "puntos" cuando cometen fechorías y se hacen más populares y líderes. Líderes falsos, pues quienes le arropan, siguen o acompañan, en no pocos casos lo hacen, unos por el temor de no ser el blanco de la ira del falso líder; otros por hacerse con una posición privilegiada frente al pseudolíder y así estar bien considerado en esta pequeña organización de matones, que crecerán con su ego cuando ni las autoridades educativas ni otros actores corten en seco este hostigamiento y violencia psicológica.
Desgraciadamente el mensaje y aprendizaje del grupo es que con la violencia se "gana" status en el grupo y se esconden muchas carencias afectivas, emocionales y psicológicas; esos mismos déficits que darán lugar a que en un futuro próximo estos depredadores infantes sean serios candidatos y aspirantes a ser acosadores laborales, familiares o en cualquier terreno que pisen. Subyacen psicopatologías ligadas a la conducta en no pocos casos; psicopatologías enterradas y escondidas por quienes debieran modificar esa mala praxis y moldear a conciencia esa agresividad manifiesta, sea activa o pasiva, pero en cualquier caso dañina y minante hacia las víctimas y, por ende sus familiares, que en no pocos casos pasarán a la lista cínica y miserable de supuestos inadaptados sociales, problemáticos, paranoides y con situaciones familiares desestructuradas.
Todo valdrá con tal de lavar la cara virginal de unas instituciones que no cumplen el cometido de garantizar la libertad y respecto hacia la víctima. Y se lo deberán a quienes complacientes o ninguneantes ocultan este cáncer silencioso y cobarde: colegios, instituciones educativas, inspección y un infumable elenco de departamentos relacionados con el supuesto deber garante hacia esas víctimas infantes: Servicios Sociales, Bienestar Social, e incluso en no pocos casos Sanidad y la propia Fiscalía de Menores, que corporativamente harán piña, se escudarán y ofrecerán una política oscurantista y nada esperanzadora para demasiadas víctimas. El dicho , “lavar la ropa en casa de cada uno y no enseñar trapos sucios” será una máxima para demasiadas instituciones, sólo que el apestoso olor de algunas prendas demasiado mal lavadas trascenderá a algunos terceros y les guste o no, incomoden o desagraden les serán recordadas a tanto cobarde, arropado por mayorías medradas y poco empáticas.
Si estás en contra del acoso escolar FIRMA Y DIVULGA el siguiente enlace, por favor. Hay que destapar demasiados casos de violencia escolar ocultos por tanto silencio cobarde…
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