Colombia es uno de los países con mayores cifras de 'matoneo'
(Foto: Archivo/ VANGUARDIA LIBERAL)
Mariana es una niña de 14 años que debió cambiar de colegio porque no soportaba las constantes agresiones verbales y desplantes de sus compañeros de clase.
Días después recibió un correo electrónico de sus excompañeros en donde a manera de burla le ofrecían disculpas por lo mucho que la habían hecho sufrir y le pedían que se suicidara.
“Queremos recordarte que eres una deformidad de la naturaleza y que esperamos que te mueras y que tus vísceras se esparzan en la calle y nosotros celebraremos quemándolas. Por favor suicídate”, decía el mensaje que aunque no llevó a la pequeña a dicho extremo, sí le recordó el sufrimiento que durante muchos años de colegio vivió a causa de esa intimidación escolar, también conocida como bullying. Un problema que en cifras es liderado mundialmente por Colombia, junto a los demás países de Latinoamérica.
Enrique Chaux, especialista e investigador de la Universidad de los Andes, explica frente al también llamado matoneo, que aunque en el mundo no es frecuente que la agresión física y verbal constante de un colegial lleve al suicidio, ésta problemática sí deriva en depresión, ansiedad, inseguridad, actos de venganza violenta, bajo rendimiento académico y deserción escolar en las víctimas.
Ese es el caso de Santiago, un joven de 16 años que tal como lo cuenta el experto, luego de ser discriminado por su supuesta homosexualidad bajó su promedio de notas y prometió suicidarse si perdía el año. Lamentablemente y contrario al caso de Mariana, Santiago cumplió con su palabra y luego de conocer sus calificaciones escolares finales se lanzó desde el piso 14 de un edificio en Bogotá.
La problemática del bullying o matoneo en las aulas de clase es de bastante cuidado y tal como lo explica Chaux, no sólo afecta a la víctima del abuso sino también al agresor, quien corre el riesgo de desarrollar aún más sus actitudes violentas e incluso una trayectoria criminal.
Al tratarse de un asunto que además afecta al entorno académico y familiar de sus protagonistas (víctimas), la primera estrategia para detener ese tipo de violencia, es el trabajo conjunto con ese círculo cercano.
“El bullying es una dinámica de grupo y solo se logra mejorar si se trabaja en grupo. Los cambios más profundos ocurren cuando los que están alrededor reconocen que eso no está bien y deciden frenarlo”, explica Chaux, líder del proyecto ‘Aulas en Paz’ que trabaja esta problemática en varios colegios del país, en tres entornos: el aula de clase; con la familia del agresor y la víctima; y clubes heterogéneos en los que se reúnen estos dos factores.
Natascha Jassir, rectora del Colegio Hebreo Unión de Barranquilla, apoya esta estrategia pues dice haberla comprobado en su institución. “En el momento en que hablamos de estos temas con un niño involucramos a la comunidad y a la familia para que nos apoye y vemos que este problema disminuye en gran porcentaje”.
Resalta que “el bullying no se trata solamente de un agresor y un agredido: implica a una comunidad. Todos los que estamos alrededor somos copartícipes y al no hacer algo al respecto nos convertimos también en agresores”.
EN EL BACHILLERATO EL ABUSO ES MAYOR
En el más reciente estudio de la Universidad de los Andes, donde se evaluó la respuesta de cerca de 55 mil estudiantes en 589 municipios del país, en las Pruebas Saber de los grados quinto y noveno, se encontró que el 29% de los estudiantes de 5° y el 15% de 9° manifestaban haber sufrido algún tipo de agresión física o verbal de parte de algún compañero.
Esta disminución, según Chaux, no significa una baja en las cifras de abuso gracias el paso de los años escolares. En el bachillerato, explica, la agresión se focaliza e intensifica en unos estudiantes específicos, pero es practicada por la misma cantidad de victimarios que en la primaria.
Relata el investigador que en las instituciones públicas del país la intimidación es más personal, de frente al estudiante; mientras que en los colegios privados, donde más se presenta el fenómeno del bullying, las agresiones son más frecuentes a través de las redes sociales (cyberbullying o matoneo virtual).
Mauricio Cabrera, rector del colegio San Bonifacio de las Lanzas, de Ibagué, cuenta que en su institución se dio, por ejemplo, el caso de un estudiante de grado séptimo que publicó unos mensajes en Facebook a través del celular de uno de sus compañeros, en los que decía que éste último era homosexual. Mensajes que además promovían la intolerancia en contra de la víctima.
Respecto a la situación de su plantel, indica que de acuerdo a un mapa sobre intimidadores e intimidados, de los 600 estudiantes de grado transición a 11 en el San Bonifacio, apenas el 0,5 % hacen parte de la población intimidada. Es decir, que de cada 200 estudiantes uno ha sido agredido.
COLOMBIA REGISTRA LAS MÁS ELEVADAS CIFRA
Según Enrique Chaux, los estudios indican que en Colombia 1 de cada 5 estudiantes son víctimas del matoneo en todas sus formas y que este problema presenta unas cifras elevadas en las regiones caracterizadas por la presencia del conflicto armado.
“También tiene que ver con el rol de los padres, pues muchos no están pendientes de sus hijos, no ponen límites en su casa o maltratan a los menores, con lo cual pueden estar promoviendo que éstos traten mal a otros”, indica Chaux al hacer referencia a cualquier región del país.
Además, precisa este especialista del Harvard Graduate School of Education (Estados Unidos), que el fenómeno del bullying en Colombia mantiene un promedio cercano al de Latinoamérica, la región con los índices más elevados de abuso escolar en el mundo.
“Las cifras que manejamos en Colombia son más altas que los promedios mundiales, son relativamente cercanas a los promedios latinoamericanos, que a su vez son los más altos en comparación con las demás zonas del mundo”, concluye Enrique.
Publicada por
COLPRENSA, BOGOTÁ
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