Gema García: “El acoso escolar ha pasado a las redes sociales”
SALVADOR ENGUIX (lavanguardia.com). La entrevista surge a partir de una conferencia que la fiscal Gema García, responsable del área de menores en la Comunidad Valenciana, realizó en el colegio Esclavas de María de Valencia. Un acto en el que se evidenció la profunda inquietud de los padres de jóvenes adolescentes ante un fenómeno en el que parecen sentirse desbordados: las actitudes delictivas que se detectan en internet y, en especial, en las redes sociales. García lo advierte: “Internet no es malo, lo malo es que algunos hacen un mal uso de este formidable canal de comunicación”. Pero subraya que el acoso escolar se está trasladando a esas mismas redes sociales y que aumentan los casos del denominado grooming, o acoso sexual a menores en la red.
En esa conferencia se vio como conforme explicaba usted los riesgos de la red, a algunos padres les cambiaba la cara.
Pero es que estamos hablando de que muchos padres somos analfabetos informáticos, y ese analfabetismo es una gran desventaja que nos resta capacidad para entender qué ocurre. Yo les puse el ejemplo de que llevo un teléfono móvil normal sin internet, mientras que mi hija lleva un smartphone.
En esa conferencia usted describió que el acoso escolar aumenta en las redes sociales.
Es lo que los ingleses denominan ciberbullying y sí está en aumento. Hasta la existencia de internet, el acoso escolar se producía casi exclusivamente en el ámbito del colegio. Pero ahora los jóvenes se comunican en la red, están todos en esa comunidad virtual y en ella se produce ahora el acoso escolar. Hay más casos y son más graves.
¿A qué se refiere?
Es más grave porque la continuidad del insulto, la vejación, es mayor. Lo detectamos cuando nos llegan padres con pantallas capturadas para denunciarlo. Pero tiene lógica. El acosador o acosadores creen que funcionan desde el anonimato, desde el rincón de su casa, y pueden ensañarse más con la víctima; se envalentonan. En persona el insulto o la vejación puede ser matizado por la propia presencia física. Además, es más cruel por dos razones: en ocasiones se cuelgan fotos de las víctimas con la clara voluntad de ofenderlas o ridiculizarlas, y una cosa es que a un chaval le acose uno o unos pocos alumnos, pero en la red todo el mundo puede ver ese acoso, lo que es más humillante para la víctima. Es un acoso que se hace, además, con todos los soportes, pantalla, tableta o teléfono móvil.
Advirtió del aumento de casos de acoso sexual a menores en internet.
Es lo que se conoce como grooming. Pero es que de alguna manera es inevitable: en la medida en que más gente participa de las redes sociales, más desalmados se aprovechan de la inocencia de los menores para sacar provecho. Es asombroso cómo la edad en la que los jóvenes se incorporan a internet es cada vez menor; y su propia ingenuidad, lógica por su edad, es también la mayor amenaza.
Usted reclama a los padres que eduquen a sus hijos a activar lo que denomina “la señal de alarma”.
Sí, y eso significa que debemos tomarnos en serio la formación de padres, alumnos y profesores para generar mecanismos de defensa de los más pequeños ante los peligros de internet. Al final, el menor debe aprender a acudir a los adultos cuando detecte algo extraño de ese nuevo amigo que igual es un adulto con identidad falsa.
Aumenta la violencia contra padres
Gema García, que es también licenciada en Ciencias Políticas y Periodismo y madre de dos adolescentes, ha abanderado un proyecto pionero en España para reinsertar a menores con historial de violencia intrafamiliar. Se trata de adolescentes que han agredido a sus progenitores, en algunos casos de manera muy grave. “Hemos logrado que en más del 90% de los casos estos jóvenes puedan volver a su casa sin reincidir en su comportamiento”, señala García. El programa se ha realizado con la colaboración de equipos interdisciplinares en los centros de menores de la Comunidad Valenciana. Lamentablemente, como señala la fiscal, “cada año detectamos más violencia intrafamiliar y por nuestros psicólogos sabemos que en algunos casos se trata de jóvenes con algún tipo de enfermedad o afectados por el consumo de drogas; pero en otros se trata de una educación equivocada, en la que no se ha trabajado el respeto a los padres. Muchos padres nos piden incluso que les enseñemos a educar”.
Fuente: lavanguardia.com
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