(Réplica a la noticia “La mano dura reduce los casos de bullying a profesores“)
http://www.extremaduraprogresista.com/index.php?option=com_content&view=article&id=5038:la-mano-dura-reduce-los-casos-de-bullying-a-profesores-en-espana&catid=42:la-vara-de-medir&Itemid=61 )
Me parece increíble el doble rasero de lo que en la noticia que se referencia, se expone. Es lamentable el proceso de acoso se dé donde se dé, independientemente de las víctimas y maltratadores. Lo que en principio debería parecer lógico, es decir no tolerar en modo alguno la conducta opresiva, difamatoria y vejatoria del acosador, castigando y repudiando su conducta, defendiendo y apoyando al acosado/s, no lo parece tanto según en qué orilla esté el acosado.
Me parece lamentable que se quiera incidir en el acoso al profesorado cuando si se fuera consecuente se debería hablar de acoso en general, ya que cuantitativamente existen muchos más casos de acoso a alumnos que al profesorado, por dos razones fundamentales:
a) Porque obviamente la población de estudiantes en el entorno escolar es mucho más elevado que la del profesorado.
b) Porque el proceso de acoso implícitamente atiende al dominio de la fuerza y de sometimiento, dirigido por uno o varios elementos cobardes y apoyado por miedo, conveniencias, etc. de una parte importante del grupo de iguales y su entorno, siendo mucho más fácil y erosionante marginar, vejar y acosar a niños normalmente desfavorecidos por una u otra causa, que a profesores, más aún en la etapa de Educación Primaria.
Desgraciadamente, se verifica la absurda política de que denunciar hechos y corroborarlos por el profesorado y la dirección de los centros es sinónimo de desprestigio del colegio, cuando habitualmente además muchos directores de colegios son en la praxis correveidiles de superiores, llámense Inspección, Calidad Educativa, Política Educativa e incluso E.O.E.P.´s; entre otras cosas porque una verdadera política de control de calidad seria, mostraría muchas de las nefastas políticas educativas de nuestro “primermundista” sistema educativo, en lugar de esconder tantas deficiencias en campañas publicitarias engañosas, caducas y vanas como la que recoge la famosa “Si te molestan no calles” de las propia Consejería de Educación extremeña (si fuesen consecuentes debería denominarse algo así como “Si te molestan, jódete”).
Esta absurda, minante y cínica actitud, lejos de erradicar posturas fagocitantes y fascistas de acoso y ninguneo hacia las víctimas, lo que hace es potenciar a quienes vilmente ejercen un desgastante dominio hacia las víctimas, muchas veces incluso padeciendo y soportando cuadros ansioso-depresivos, bloqueos cognitivos e incluso ideas suicidas y autolisis, sobre todo en menores.
Como refería antes, es lamentable que el profesorado se queje de estos males sociales, cuando previamente ese mismo colectivo en general, ha ninguneado y ha excluido casi sistemáticamente muchos casos de alumnos maltratados física o psicológicamente, sin dar la cara, sin ser consecuentes y solidarios con lo que debería ser su labor en las aulas además, pues no nos olvidemos de esa responsabilidad ética y profesional en horas lectivas.
Consecuencias de ello es que se ha elevado la figura del maltratador, normalmente mal estudiante (y seguramente en muchos casos con una nefasta canalización y aprendizaje de verdaderos valores sociales y participativos) a la categoría de semihéroes, líderes de pandillas disruptivas que artificialmente se sienten apreciados por compañeros, gracias como decía antes a mucho cobarde y demasiados cómplices. El resultado es que si bien en la Educación Primaria los alumnos aún son manejables, sobre todo físicamente y, por tanto, no son problema inmediato del profesorado, en la Educación Secundaria, ya adolescentes, muchos de ellos corporalmente más fuertes física y psicológicamente que quienes le dan clases, aupados por el respaldo por pasividad del profesorado anterior, ahora en esa etapa también son potencialmente agresores no ya sólo de iguales marginados, sino de profesores y ahí, señores ya duele, ¿no es cierto?.
Hay que ser consecuentes y luchar contra el acoso y no reducirlo a la típica frase “es cosa de niños” porque luego algunos de los que atienden en clase a estos “hombretones” (en la praxis cobardes y enanos éticos) no deberían quejarse o al menos sí que deberían echárselo en cara a muchos compañeros denominados maestros, a tantos y tantos colegas que menospreciaron el dolor y la soledad de ese acoso, no ya sólo a compañeros y adultos maduros, sino como agravante a niños que llevarán de por vida las secuelas del cinismo, exclusión y soledad, incluidas familias. Es el efecto boomerang de un sistema educativo que lejos de dar la talla, ningunea, excluye y transmite con el oscurantismo una falsa calma social en el grupo de iguales en las aulas. Así nos va.
Seamos consecuentes porque sino puede pasarnos factura ese efecto boomerang.
Para más información léanse el Informe Cisneros de Iñaki Piñuel y Araceli Oñate.
Manuel Rodríguez, afectado por acoso institucional y padre de una menor, víctima de acoso escolar, prácticamente desde toda su escolarización.
(Publicado a últimos de enero de 2010)
Fuente vídeo
http://www.youtube.com/watch?v=k1yQrSwWLn4&feature=youtu.be
Fuente:
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/04/efecto-boomerang-la-insoportable.html
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