El alumno que es acosado termina, por lo general, fuera del colegio como si fuese la causa del problema
Gonzalo Ponce
El bullying, hostigamiento o acoso escolar es de por sí preocupante, por los niveles de violencia física y psíquica que implica. Pero más preocupan las actitudes que toman desde los docentes hasta los organismos escolares, pasando por los propios alumnos y los padres: la víctima de acoso siempre termina fuera del colegio, casi como si fuera la causa del problema.
Hace poco, en Mendoza la directora de un colegio primario sostuvo que la acosada tenía problemas terribles. Su papá era negro y su mamá rubia, por eso se convertía en víctima de violencia escolar. El acoso fue tan grande que la nena se tuvo que ir de la escuela porque se cansó de sufrir.
El mes pasado, una nena de 14 años que asistía a una escuela privada y carísima de San Juan, cuyo nombre homenajea a un gran poeta italiano, fue golpeada en la cara por un transportador que le arrojó una compañera que la hostigaba desde hacía tiempo.
El papá de la víctima dijo que antes del episodio había hablado con las autoridades del colegio y con los padres de la acosadora. Pero no tuvo éxito y hoy la niña está esperando que la ciencia y la suerte digan si perderá el ojo. Por supuesto, está fuera de la escuela.
En tanto, el director del colegio dijo lo que los abogados le aconsejaron: fue un “caso fortuito”, lo único que se puede alegar para pagar menos indemnización.
Otro caso de bullying hubo esta semana, esta vez en Quilmes, Buenos Aires, entre dos chicas. La que llevó la peor parte de la pelea –se vio por internet– se llama Alondra. La emboscaron y la embocaron. Una compañera, literalmente, le cortó el rostro y le propinó una pateadura colosal.
Análisis aparte merece que, generalmente, quienes están alrededor prefieren alentar, filmar y ni por asomo parar la pelea.
Al menos en este caso, la hostigadora fue expulsada del colegio. Claro, la hostigada también. Es más, en el colegio se enojaron porque la mamá de la víctima de bullying hizo trascender el caso en los medios.
Los especialistas en violencia escolar explican que a veces el problema es que el hostigado no tiene las herramientas sociales para no ser la víctima ni “tomada de punto” por sus compañeros. Y agregan que otorgarles esas herramientas a las víctimas de acoso para desarrollarse con éxito en la difícil convivencia escolar no es una cosa que se logra de un día para el otro, y que sólo en los casos extremos a la víctima se la cambia de escuela. Antes hay que intentar que los agresores entiendan el daño que están haciendo a su compañero y cambien su actitud.
Pero por estos lares, parece que es más fácil sacarse el “problema” de encima.
Como dice el refrán, “muerto el perro, se acabó la rabia” y lo demás sigue por los infinitos laberintos de sumarios que, ya se sabe, desembocan en nada.
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1 comentario:
Buenas tardes, soy mamá de una niña que sufre acoso escolar.
Y... ¡Cómo cuesta sacarla adelante!+
Mientras y no, las acosadoras... ¡De rositas por la vida!
Gracias por la información.
http://bullyngenlasaulas.blogspot.com.es/
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