Informe elaborado por el Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia.
Por Ángela Serrano Sarmiento e Isabel Iborra Marmolejo
Al hablar de la violencia escolar se ha popularizado una frase: “Se trata de un fenómeno preocupante, pero no alarmante”. Pues bien, yo me siento alarmado. Lo siento, pero así es. No deja de inquietarme que, en España, el 2,1% de las mujeres (entre los 15 y los 64 años) padezca algún tipo de maltrato de pareja, según datos de un sondeo elaborado por el Centro Reina Sofía en junio de 2005 (no hecho público todavía cuando escribo estas líneas). ¿Cómo no va a alarmarme, entonces, que el 2,5% de nuestros escolares (entre los 12 y los 16 años) esté siendo acosado por algún compañero?
A la realidad hay que hacerle frente. La ocultación de un fenómeno, como la violencia escolar, sólo puede conducir a su aumento. No hay que reducir su importancia.
El presente informe, un fruto más de la colaboración entre el Centro Reina Sofía y la empresa demoscópica Metra-Seis, trata de identificar el punto en que se encuentra la violencia escolar. El sondeo en el que se basa se ha realizado aplicando un cuestionario con tres secciones distintas: testigos, víctimas y agresores. Intenta identificar la percepción del problema que tienen quienes son testigos de actos de violencia escolar, quienes los sufren y quienes los perpetran. Esta manera de aproximarse al problema permite comparaciones interesantes entre las diferentes percepciones.
Además, el sondeo ha permitido distinguir entre violencia escolar puntual y frecuente, y entre estos tipos de violencia y el acoso propiamente dicho. El acoso escolar (llamado en inglés “bullying”) no es simplemente una forma de violencia escolar persistente. Es más que eso. De ahí que en este Informe hayamos intentado definirlo de forma muy estricta, fijando determinados criterios diagnósticos.
Algunos de los resultados obtenidos son muy interesantes.
Entre ellos destaca el hecho de que, de cada cien escolares (entre los 12 y los 16 años):
• Setenta y cinco han presenciado algún acto de violencia escolar. La mayoría de los actos violentos presenciados (ocho de cada diez) eran de tipo emocional y la mitad de éstos eran frecuentes;
• Quince han sido víctimas de violencia escolar en general. Ocho de cada diez víctimas han sufrido, en concreto, maltrato emocional y de éstas casi cuatro lo han padecido de forma persistente;
• Tres han padecido acoso escolar en particular. Nueve de cada diez víctimas de acoso escolar han sufrido maltrato emocional y siete maltrato físico. Seis de cada diez víctimas de acoso escolar han padecido varias formas de maltrato a la vez (emocional, físico, económico y vandalismo).
De nuevo, siete de cada diez víctimas de acoso escolar son chicas y cuatro de cada diez tienen trece años;
• Ocho son agresores. En su gran mayoría (siete de cada diez) son chicos y no suelen usar armas.
Hay otros resultados asimismo interesantes. Por ejemplo, no está tan generalizada como se cree la llamada “ley del silencio”. Ni los testigos, ni las víctimas permanecen en su mayoría mudos ante la violencia escolar. Los testigos suelen intervenir y contarlo (principalmente a profesores). Las víctimas, aunque en su mayoría se inclinan por aguantar la situación, suelen contarlo (cuatro de cada diez se lo dicen al profesorado).
Y, finalmente, también es importante cómo se ven los agresores escolares a sí mismos. No difieren de otros tipos de individuos violentos. Los violentos no suelen autopercibirse como agresores, sino como defensores: creen que se defienden ante agresiones o provocaciones de sus víctimas. De este modo se autojustifican. Padecen, en definitiva, una fuerte distorsión cognitiva. Por eso, no basta con abrirles un expediente académico. Es conveniente que reciban la atención psicológica que, realmente, precisan. Ésta es, con matizaciones desde luego, la situación por la que atraviesan nuestras aulas. Estamos a tiempo de hacer frente al problema. Conocemos las cifras y tenemos bien identificados los factores de riesgo familiares, escolares e individuales de la violencia escolar. Es hora de actuar.
José Sanmartín
Director. Centro Reina Sofía
http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/violencia_escuelas2005.pdf
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