Manuel Rodríguez G.
Hace unos días, viajando con mi hija, y gracias a que ella tarareaba muy bajito una canción que sonaba en el mp3, pude comprobar que a menudo hay letras que además de tener una música pegadiza tienen un contenido reflexivo, con el que, por circunstancias de la vida, puedes llegar a identificarte. Este fue mi caso, a pesar de que nunca antes me había parado a escuchar la letra de dicha canción; entre otras cosas porque suelo huir de temas comerciales y/o de los éxitos momentáneos que suelen ser respaldados y fabricados por fuertes y agresivas campañas mediáticas. En todo caso, este tema que más abajo os invito a escuchar me sorprendió por lo sencillo y, por qué no decirlo, por la atractiva música que lo acompaña. Ni que decir tiene cuál fue mi respuesta emocional, tras descubrir la letra de esa canción. Recuerdos, muchos recuerdos del presente pasado, que quedan reflejados en artículos como el que sigue, de una psicóloga especializada en bullying, y que, por supuesto, os invito a leer, para que nadie olvide el dolor de víctimas y familiares, para que de una vez se deje de mirar a otro lado y se excuse en que ese no es problema mío. Quizás, algún día (maldito día) tengas que enfrentarte a la soledad y dolor de tener entre los tuyos a una víctima, que sufra y os traslade esa quemazón intensa que provoca tanta desidia, cobardía y apatía ajenas. Espero que no os llegue ese día. Mientras, os invito a apoyar y respaldar a las víctimas, a no callar ni olvidar, a no ser cómplices activos o pasivos…
El artículo es el siguiente:
BULLYING
Estoy absolutamente sobrecogida. Acabo de leer la noticia del estudiante vasco, que se ha suicidado , por no poder soportar el acoso de sus compañeros. Hubiera cumplido hoy 15 años. Un chico como mi hijo pequeño. Le miro a el, y no puedo evitar pensar en el dolor de esos padres. Pienso en su rabia, en su impotencia. También en sus tutores , en su horror. No puedo entenderlo. No quiero entenderlo. Y se que es absolutamente cierto porque lo estoy viviendo todos los días. No es un niño, ni dos , ni tres. Son muchos chicos, y chicas, a los que después de varias entrevistas, de pruebas y más pruebas, les oigo confesarme avergonzados, algo que no han dicho a nadie. Cuando lo intuyo, intento preguntar despacio, porque se que duele… y acaban contándome , bajito, como sin querer decirlo, que son objeto de todo tipo de maltrato por parte de sus compañeros. Maltrato físico y psíquico. Y como todos aquellos que son maltratados lo dicen con una mezcla de miedo y culpa. Como si el ser gordo, o bajo, o pelirrojo, o tener gafas, ser más moreno, o tener cualquier diferencia con los demás, fuera una justificación. Por eso, te dicen, que primero cuando son pequeños se ríen de ellos con toda la crueldad del mundo, les ponen motes, les ridiculizan, les aíslan totalmente, prohíben a los demás que jueguen con ellos, les pegan chicle en el pelo, les quitan sus cosas, les rompen las gafas, etc, etc… Y me cuentan que luego es peor, cuando crecen , porque esos ataques son más serios y ven literalmente amenazada su integridad física por las palizas que les prometen y que dan, a veces, puedo jurarlo, a la puerta de algunos institutos. Un maltrato sistemático y constante, que a veces lleva muchos años sucediendo, que acaba destrozando emocionalmente a esos niños, que acaba con sus sueños, con su equilibrio , con su rendimiento escolar, que les hace preguntarse porqué y para que vivir con ese miedo , con ese terror. Un terror que nadie combate claramente…. Porque queremos pensar que los niños no pueden ser tan crueles. Que son unos exagerados, que son cosas de chavales, “que lo arreglen entre ellos”. Ponemos mil y una disculpas para no ver la realidad. Tapamos los ojos y los oídos, cuando como padres, no queremos pararnos a ver que pasa con nuestro hijo, o cuando como profesores ,a veces cansados y frustrados, nos limitamos a cumplir con nuestro trabajo, como meros funcionarios. Quizás porque nadie desde la sociedad les deja intervenir como quisieran. Porque unos y otros tienen las manos atadas ante los adolescentes que amenazan , que aterrorizan. Nadie quiere problemas. Y nadie parece querer creer que los suicidios de niños y adolescentes existen , a veces por ese motivo.. “El mobbing”, el acoso laboral es denunciable. El maltrato de género es sistemáticamente atacado desde los medios, tenemos toda la información… también es penalizado… Pero ¿Que pasa con los niños?. ¿ quien puede parar esto? ¿Donde están los derechos de los niños que son víctimas? Por si sirve de algo, esto también tiene un nombre inglés… quizás quede mejor en los artículos como este, quizás llame más la atención… Se llama Bullying, y por él , por ese acoso escolar, acaba de matarse un niño.
Fuente:
http://www.isabelmenendez.com/lne/200904.html, a través de
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/08/no-es-excusable-olvidar-hay-que.html
Fuente vídeo: YouTube - Que nadie- Manuel Carrasco & Malu.avi >
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