“Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies”
Mensaje dejado escrito en el ordenador por Jokin antes de coger su bicicleta y lanzarse desde un puente al vacío en Hondarribia (Guipúzcoa, España) el 21 de septiembre de 2004.
Hace siete años que un muchacho abandonó su vida porque no podía resistir el acoso de sus compañeros de clase, compañeros que nunca han mostrado ningún arrepentimiento por lo que le hicieron.
Queremos, desde aquí, rendir un homenaje a todos estos chicos y chicas, y niños y niñas también, que sufren en silencio la crueldad de otros chicos y chicas de su misma edad que disfrutan haciéndoles sufrir. El siguiente artículo fue publicado el 11 de abril de 2005.
Jokin acosado hasta la muerte
En un campamento de verano varios adolescentes se fuman porros. En el grupo está Jokin. Un profesor lo detecta y les comenta que enviará una carta a sus padres haciéndoselo saber. Todos los integrantes del grupo, menos Jokin, hacen desaparecer la carta cuando llega a los buzones de sus casas.
La madre del joven después de recibir la carta llama a las otras madres que, al no saber nada, al parecer, quedan atónitas. Más tarde una de las madres le dice que “la actitud de Jokin” ha provocado una ruptura en el grupo.
El primer día de clase después de estos hechos, le baldan a bofetones y collejas.
El segundo día de clase, le hacen sufrir un contínuo de balonazos donde se apuntan todos los que quieren del centro escolar.
El tercer día, al entrar en el aula, se encuentra con papel higiénico desparramado por toda el aula y, es la riota general al recordar un episodio que le sucedió un año antes al estar aquejado de diarrea y, al no poder acceder a los lavabos por estar cerrados y tener que ir y venir para pedir la llave, se ensució encima.
Al parecer la profesora que estaba en el aula participó de la burla general y, para más escarnio, le pidió que recogiera los rollos de papel higiénico.
Ni el día siguiente, ni el otro, Jokin volvió a clase.
“lo suicidaron”
Los padres de la víctima afirman que a su hijo “lo suicidaron” ya que quienes debieron protegerlo le dejaron “abandonado a su suerte” y “miraron hacia otro lado” ante las agresiones e insultos que sufría.
Señalan que “a medida que vamos conociendo más detalles, más datos sobre las humillaciones, vejaciones y agresiones que sufría Jokin en su último año de vida, vamos teniendo más claro que nuestro hijo no se suicidó; a nuestro hijo lo suicidaron... Jokin tomó la decisión que tomó empujado por las humillaciones, por los insultos, por las palizas que venía padeciendo. Nuestro hijo tenía 14 años. No quería ser un chivato. Y veía que quienes tenían el deber de protegerlo, quienes sí sabían lo que estaba pasando, miraban para otro lado y lo dejaban abandonado a su suerte, a su mala suerte”.
Interesante es saber que:
Tres de los presuntos acosadores son hijos de profesores del instituto Talaia al que asistía Jokin.
La muchacha que danzó ante el féretro de Jokín, fue amenazada por uno de los presuntos acosadores.
Un compañero que no se atrevió a defenderle le envió este mensaje: “kuant ms tiemp psa peor m sient es cmo un gusno ke cme mi interior x no abert defndid” (“Cuanto más tiempo pasa peor me siento. Es como un gusano que me come mi interior por no haberte defendido”).
Los ocho presuntos acosadores se defendieron con el argumento de que las vejaciones contra Jokin eran generalizadas en el instituto, que ellos le propinaron “collejas” y “cachetes” pero no puñetazos, y que en el acoso participaban otros jóvenes de la población.
Los familiares de Jokin C.L. presentaron, el 11 de marzo pasado, una denuncia contra los responsables del instituto en el que estudiaba al considerar que hubo "dejación" en su responsabilidad de custodia del joven. Según un tío del muchacho la denuncia se dirige contra el director del instituto Talaia de Hondarrubia (Guipúzcoa, España), la jefa de estudios del menor, su tutora y una profesora, al tiempo que se exige la responsabilidad civil de su muerte tanto al centro educativo como a la consejería de Educación vasca.
Seis días antes del suicidio de Jokin, una menor mantuvo una charla por Internet con uno de los presuntos agresores que decía entre otras cosas: "Hoy ace un año ke te cagaste. Puto cagón", "Ése tiene miedo de venir con nosotros. En fiestas no le reventamos a ostias xq estaban los amigos de su hermano", Tenías ke aberle visto hoy a teminau con sangre por la boca (...) y a recibido patadas puños tortazos balonazos"
El presunto agresor que chateaba con la menor antes citada, tuvo el valor de decir desde el banquillo, que esta muchacha (en teoría protegida por el anonimato) hablaba desde el despecho porque había sido novia suya y ya no lo eran.
Un mensaje escrito en una libreta escolar y depositado junto a las flores en día del entierro decía: "Si alguien hubiera tenido el valor suficiente como para confesar todo lo que sabía quizá no hubiera sucedido nada de esto. Sabemos que tú tampoco querías marchar, pero no había otra solución; lo sabemos".
Todos iguales
Todos los acosados tienen algo en común: son algo diferentes que la massmedia.
No se puede ser feo si no se es gracioso o se secunda al grupo. Ser un buen estudiante implica como poco la etiqueta de “empollón”. Si se tienen secuelas de alguna enfermedad (no tener pelo, tener alguna pequeña minusvalía), se puede casi asegurar la marginación. Ser débil es un imán para ser blanco de burlas.
Todos guapos, todos vestidos de marca, todos con móvil, todos a la discoteca, todos narcisistas, todos mediocres. ¿Hay alguien más?
Equipo Torrese
Fuentes:
“La última lección de un inocente”, Gregorio Morán, La Vanguardia, 09-10-2004.
Fuente: http://www.39ymas.com/comunidad/articulo%20mes/Acoso%20en%20el%20aula/
A TRAVÉS DE http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/12/el-suicidio-de-jokin-in-memorian.html
Fuente vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=qvt5S5-YmNw&feature=player_embedded
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