Manuel Rodríguez G.
Días atrás, una joven castigada a vivir en soledad durante prácticamente toda su vida, volvió a sentir la gran frustración de tener únicamente como acompañante fiel, pero obligada, a su “camarada” SOLEDAD, tras despertar de un minúsculo sueño.
Me contaba con mucho entusiasmo que había conocido a un grupo de chicas, que amablemente la habían saludado en la piscina municipal de mi localidad y compartido con ella un ansiado rato de compañía grupal. Las chicas en cuestión, conocían a esa joven de vista por haber compartido colegio en el pasado. Las mismas se ofrecieron a contar con ella, tras ser preguntada y responderles que había tenido que dejar su tercer colegio (al igual que los dos anteriores) por acoso escolar. Las mismas que “concienzudamente” se despidieron afectuosamente diciéndole “hasta el próximo día”.
Ese “próximo día” tardó en llegar, a pesar de que la joven en cuestión, cada vez que acudía a la piscina intentaba localizarlas. Apenas un par de semanas después se encontró con el grupo “esperanzador”, pero nuevamente la triste y dura realidad la despertó de su, ya evidente y enquistada, soledad. Tras un saludo inicial al grupo y repetición, mostrándoles su decepción por ni siquiera ser contestada, se marchó nuevamente muy frustrada, como tantas veces le había sucedido desde su más tierna infancia.
En este blog que sigue se cuenta la “enriquecedora e ilusionante” experiencia…
http://36tulipanesvioletas.blogspot.com.es/2013/08/asco-y-soledad.html
Resulta obvio que “el grupito” en cuestión no intentó iniciar una cordial, empática y honesta relación de amistad, a pesar de que esa era la imagen ofrecida a esa inocente y triste chica. Parece ser que crear falsas expectativas a personas que lo están pasando francamente mal y al poco despreciar hasta un saludo, para probablemente ser motivo de burla generalizada “mola”, pues debe ser muy divertido comprobar como una sonrisa franca llena de mucha ilusión se desinfla en pocos segundos, a pesar de haber esperado pacientemente demasiado tiempo; quizás una eternidad para la desilusionada en cuestión. Pero supongo que lo importante es, una vez conseguido el fin, contar a diestro y siniestro esa gran hazaña grupal de cómo hundieron un poco más a una víctima, originalmente hostigada por unos pocos niños en su ya perdida infancia, para hoy día, ya adolescente, ser carne de cañón de cualquier “valiente” y con el respaldo generalizado de colegios, instituciones locales y demás hierbas al uso, que permitieron e incluso alimentaron en su momento este cáncer socio-educativo actual.
http://36tulipanesvioletas.blogspot.com.es/2010/12/mis-sentimientos.html
Seguramente ese “grupito de futuras ciudadanas” sólo sean esclavas de su muy escasa empatía y educación adulteradas; y sus modales, protagonismos y modos de actuar tan “honestos y sensibles”, sean producto de lo que han mamado en esas escuelas diogénicas que esconden casos de maltrato escolar, en sus casas y en esta sociedad ficticia actual, donde para recabar y pertenecer al grupo hay que destacar, aunque sea hundiendo a los demás. Al fin y al cabo les están enseñando y han aprendido rápidamente que hay que competir y no compartir y que el fin justifica cualquier medio.
No seré yo quien juegue a este absurdo y lamentable rol de cinismo insaciable. Tampoco seré yo quien me sienta orgulloso de tener vástagos “tan nobles” como los referidos, a pesar de que soy consciente de que estos jóvenes son producto y fruto de esta sociedad.
¡Pena me da tanta insolidaridad!.
CONTINUARÁ…
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