Manuel Rodríguez G.
Leyendo la siguiente noticia es fácil comprender cuál es la dinámica, realidad y ninguneo de demasiados casos de acoso escolar, Según la noticia, a través de la propia Fiscalía, “El año pasado se registraron en ese territorio (Guipuzcoa) cinco denuncias por acoso escolar y bullying a menores, cuatro menos que el año anterior”. Cinco gravísimas denuncias en toda una provincia frente a un 25% de casos que se calculan en estudios tan acreditados como el informe Cisneros de Araceli Oñate e Oñaki Piñuel. Desconozco la población que atiende esta fiscalía, pero presumo que si tenemos en cuenta el informe Cisneros, el aumento de este terrorismo socio-escolar y las denuncias realizadas, el indicador resultante es muy triste, lúgubre y desalentador: Cinco denuncias frente a nueve del año anterior. Todo un “record” porque a este paso, en un período muy breve de tiempo, habrá que darle la razón al Sistema Educativo que sistemáticamente ha negado que el acoso escolar existiese en nuestras aulas – lo mismo que se ha dicho en tantas y tantas sociedades implicadas.
Una cosa son los casos que se han tomado inicialmente en consideración tras las oportunas denuncias (5 casos) y otra muy diferente y bastante llamativa, los que por diversas causas no son contabilizados, desestimados e incluso archivados. Por supuesto no son mostrados.
Llama la atención cuando se dice ““El hecho de que no hubiese testigos directos de tales incidentes, unido a la personalidad frágil de ambas víctimas, aconsejó adoptar la resolución indicada” (es decir archivar la denuncia de esa chica que ha intentado suicidarse varias veces). Lamentable tirar a la basura somatizaciones y secuelas de las víctimas e incluso indirectamente utilizarlas contra ellas para manifestar la “frágil personalidad de la víctima”; es decir usarlas de chivo expiatorio para dar a entender que estas chicas son víctimas de si mismas, dadas sus “débiles personalidades”.
Si observamos las somatizaciones características de quienes han sufrido acoso escolar, como lo muestran cuestionarios tan prestigiosos y precisos con el AVE (Acoso y Violencia Escolar) de los mencionados expertos Oñate y Piñuel, podemos comprobar que todos esos indicadores reflejan el daño psicológico, demasiadas veces irreparables y miden las secuelas de las demasiadas víctimas de “personalidad débil”; tan débiles parece ser que no es extraño que muchas de ellas piensen en la única salida viable en ciertos momentos: el suicidio inducido. Por desgracia, no pocas lo intentarán. Algunas morirán.
AVE (Acoso y Violencia Escolar)
Índice global de acoso: Escala que mide la intensidad de la conducta de acoso y hostigamiento, mediante la frecuencia que la víctima señala que sucede.
Intensidad de acoso: Indicador de gravedad global que permite establecer la intensidad con que la víctima percibe la situación de acoso.
Dimensiones clínicas:
- Hostigamiento: Conductas de acoso escolar consistentes en acoso psicológico, a través de desprecio, falta de respeto y consideración hacia la dignidad de la víctima.
- Intimidación: Evalúa conductas de acoso escolar que busca amedrantar, apocar o desgastar emocionalmente a la víctima.
- Integridad: Conductas conducentes a atemorizar mediante amenazas o extorsión contra la integridad física de la víctima o familiares.
- Coacciones
- Bloqueo social: Persiguen el aislamiento social o grupal por la marginación impuesta por esta conducta de marginación y bloqueo hacia la víctima.
- Exclusión social: Busca excluir y marginar cualquier participación de la víctima a través del aislamiento social.
- Manipulación social: Conductas dirigidas a distorsionar la imagen de la víctima y desacreditarlo socialmente.
- Agresiones.
Daños clínicos:
- Ansiedad: Valoración de diversa sintomatología, ligada al cuadro ansioso-depresivo de la víctima.
- Estrés postraumático: Sensación de peligro inminente, inquietud, nerviosismo y ansiedad de tipo recurrente que da lugar a que algo terrible puede ocurrirle a la víctima.
- Distimia: Perturbación del humor, manifestado en bajada del tono afectivo, tristeza, desesperanza y estado de ánimo depresivo.
- Disminución de la autoestima.
- Flashbacks o reexperimentación intrusiva.
- Somatizaciones: Presencia de síntomas psicosomáticos en la víctima.
- Autoimagen negativa: Visión personal deformada de la propia víctima, debida a la propia situación de acoso.
- Autodesprecio: Se evalúan una actitud de desprecio y odio hacia si mismo, siendo un posible indicador de alerta ante posibles conductas autolíticas.
- …
Ante expectativas como las que se leen no es difícil ponerse en el pellejo de estas víctimas. Víctimas no sólo de los acosadores, sino de quienes debiesen prestarles auxilio y por negligencias, desidia, incomodidad, exclusión y cinismo social miran a otro lado negando crueles realidades y desatendiendo ética y humanamente a estas víctimas. Y ahí entramos todos, obviamente unos más que otros…
Hablar de personalidades frágiles, particularmente, me rememora antiquísimas sociedades como la de Esparta, donde cualquier “defecto” del individuo se sentenciaba arrojándolo al Monte Taigueto. En nuestra “avanzada sociedad” parece válido el pretender hacer justicia, justificando que el maltrato recibido por las víctimas es consecuencia de sus diferencias (“debilidades”), sean estas genéticas o como consecuencia de un terrorismo denominado acoso escolar.
Independientemente de la personalidad de cada individuo, NADIE debe ni puede apoyarse en estas reflexiones espartanas. Sencillamente se está usando la justicia como un nuevo Monte de Taigueto; en este caso institucional, donde el golpe nefasto y mortal de la caída será sustituido por la exclusión, desamparo y ostracismo radical y donde la única diferencia quizás sea que “al débil” (por naturaleza o por consecuencia) no se le empuje físicamente sino psicológicamente. Muy mal vamos, me temo…
Una menor víctima de acoso escolar intenta suicidarse tres veces
La Fiscalía de Gipuzkoa recoge que la niña era “vejada por su condición anoréxica”
Una menor donostiarra víctima de acoso escolar ha intentado quitarse la vida por tres veces, según recoge la memoria de la Fiscalía de Gipuzkoa. El año pasado se registraron en este territorio cinco denuncias por acoso escolar y bullying a menores, cuatro menos que el año anterior, aunque en uno de los casos una de las víctimas se intentó suicidar en tres ocasiones. Además, constan también 18 denuncias relacionadas con las redes sociales, la mayoría por insultos y amenazas a través de Tuenti o WhatsApp, de las que únicamente siete dieron lugar a la incoación de expedientes.
Una de las denuncias por acoso escolar afectaba a dos jóvenes, a las que “se vejaba por su condición anoréxica”, una de las cuales intentó suicidarse mediante la ingesta de pastillas la primera vez, y en otra ocasión, tras declarar ante la Fiscalía, trató de arrojarse al río desde un puente.
Las diligencias previas de este caso se archivaron “por no quedar suficientemente acreditados los hechos, aunque todo apuntaba a su existencia (insultos, amenazas y aislamiento en el ámbito escolar)”, señala el informe, que se ha conocido esta semana, y que hoy coincide con el décimo aniversario del suicidio de Jokin Zeberio en Hondarribia, víctima del acoso escolar.
“El hecho de que no hubiese testigos directos de tales incidentes, unido a la personalidad frágil de ambas víctimas, aconsejó adoptar la resolución indicada, dado que de haber habido juicio el resultado probatorio hubiese sido nulo en atención a los expuesto”, precisa.
Este mismo año, agrega la Fiscalía, ha entrado otro expediente en el que figura que la misma chica ha intentado suicidarse de nuevo mediante la ingesta de pastillas a causas de los insultos y amenazas de los que al parecer es objeto en las redes sociales por parte de otras jóvenes.
La Fiscalía menciona también otro caso de bullying, esta vez en el centro de menores Azpilikueta de la Diputación Foral, donde tres jóvenes obligaron a ingerir comida de perro a otro compañero de piso con “un grado importante de minusvalía”. La escena, en que se oía decir “tonto, niño de mierda, mira cómo come, voy a potar, qué vídeo más bueno para YouTube”, fue grabada con el teléfono móvil de uno de ellos y subida a esa plataforma de Internet.
Hay otro expediente relacionado con el caso de un chico al que otros jóvenes rompieron los frenos de la bicicleta y sufrió un accidente de “gran gravedad” que le mantuvo ingresado varios días en la UVI. Los hechos ocurrieron en junio de 2012, pero la causa sigue “viva” por “la tardanza del perjudicado en curar”.
De los siete expedientes incoados por insultos y amenazas en las redes sociales, el de “mayor relevancia”, destaca la Fiscalía, es el de un menor de 14 años que fue atado a un árbol, al que intentaron bajar los pantalones y grabaron un vídeo que fue difundido por WhatsApp.
Señala que “de similar gravedad” son unos hechos ocurridos en 2011, que cuando fueron denunciados ya habían prescrito, en los que una joven accedió al ordenador de otra y, tras descubrir sus claves, se apropió de tres fotos en las que estaba desnuda y las distribuyó a terceros por la cuenta de correo.
1 comentario:
Muy triste Manuel todo lo que pasa...! El sufrimiento de tantos chic@s y sus familias por la falta de empatía en la diferencia circunstancial de cualquier ser humano, puedan ser motivo de acoso y llegar contemplar estas barbaridades que hielan la sangre en las venas. Te mando un fuerte abrazo amigo y sigue denunciando tanta injusticia y apoyo a las victimas, eres un luchador nato y te mereces lo mejor...!!! Salud de L'avi Manel, Manuel Valero Ribes
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