Pese a que se estima que en todo el planeta al menos uno de cada cuatro jóvenes podría sufrir de acoso escolar, los padres parecen no tener conocimiento de si en casa tienen alguno de los protagonistas de este problema. Acá las características de víctima y victimario...
Verónica Pérez
Acosador / Victimario
Nombre: "Armando Guerra"
Edad: 13 años.
De acuerdo con los expertos, los jóvenes que tienden a acosar a sus compañeros de clase están en la preadolescencia y en la adolescencia.
Sexo: Masculino. Generalmente los acosadores escolares son varones, pero la tendencia esta revirtiéndose. "Antes, físicamente, en las peleas siempre estaban los muchachos, pero, ahora, también hay jovencitas que hacen daño con la palabra y el rumor", expone Oscar Misle, fundador de Cecodap, organización que promueve la protección de la niñez.
Descripción general
"El victimario no suele tener la imagen que las personas imaginan de 'niño malo' o del joven con un físico que inmediatamente podría reflejar violencia. Muchas veces el victimario puede ser muy popular, seductor, con capacidad para relacionarse, solamente que presenta una serie de actitudes y comportamientos violentos que él mismo no puede reconocer", explica Misle.
La actitud del victimario es identificar a alguien con una condición particular: contextura física, tamaño, tipo de cabello, color de piel, orientación política o la de sus padres, posición económica, religión, orientación sexual, nivel de estudios (los muchachos llamados nerds o "gallos" son víctimas frecuentes del acoso escolar). El victimario selecciona a otro para hacer burlas y generar en el entorno risas que validan el acoso como algo "normal", con el fin de ganar control y reconocimiento (necesidades primordiales de un victimario). La meta es no dejar que la víctima sea visible y marginarla.
El acosador tiene un comportamiento aparentemente normal ante su familia porque, en muchas ocasiones, también sus padres y hermanos usan el hostigamiento y la burla, por ejemplo, a un vecino, como una forma de relación, por lo que el victimario suele no ser percibido como tal.
El victimario también podría llevar el acoso a otros lugares más allá de la escuela: actividades deportivas, tareas dirigidas, zona donde habita, etcétera.
Familia
De acuerdo con Oscar Misle, cuando se estudia la historia de vida del victimario hay situaciones de violencia familiar bien sean de orden físico o verbal. "Puede ser un joven que creció en una familia en la que los límites del respeto no están claros. Ese mismo muchacho busca ser tomado en cuenta, ser reconocido socialmente a través del salón de clases. Igualmente, estos personajes, en muchas ocasiones, están relacionados con 'los populares' del colegio".
En un estudio desarrollado en la Unión Europea, con más de 16 mil estudiantes, quedó demostrado que muchos victimarios crecen con permisividad, prácticamente haciendo lo que les place sin ningún castigo o resultado adverso.
Recomendaciones
Es imprescindible realizar un trabajo individual con el joven acosador. Hay que hacerle ver que está haciendo daño al otro y que está obligado a reconocer sus hechos violentos. Esto debe ser en relación íntima con el orientador o el psicólogo del colegio.
Después es necesario hacer un acercamiento familiar para investigar sus actitudes en el hogar y señalar a los padres qué hacer. Es muy probable que los progenitores ofrezcan resistencia, pero es importante poner en evidencia al acosador para resolver el problema.
El maestro es una figura clave porque es quien está en la posición de darse cuenta del acoso escolar. Es importante que el profesor lleve un registro de los problemas que se suscitan, fecha y resultados. Si ocurre un hecho grave y los representantes de la víctima consideran llevar el caso ante un Consejo de Protección, el registro podría ser útil para resolver el conflicto.
Víctima
Nombre: "Dolores Paz"
Edad: 12 años.
Según el doctor catalán Luis Rajmil, uno de los factores que influyen en ser una víctima es ser más pequeño. En la investigación realizada en la Unión Europea, los niños de ocho años de edad reconocieron sentirse hostigados por jóvenes mayores.
Sexo: Femenino. Aunque cualquier persona puede en algún momento de la vida ser una víctima, las estadísticas muestran una tendencia a que el sexo femenino presente más abusos y acosos.
Descripción general
Tienen una característica que da pie a la burla, inclusive, puede ser un punto positivo (como que son buenos estudiantes). En algunos casos son hasta envidiados por sus logros.
Generalmente son jóvenes tranquilos, tímidos, sensibles, frágiles, a quienes les es complicado socializar, por lo que, con frecuencia, intentan ayudar a los otros estudiantes con las tareas para conseguir amigos.
El acoso escolar propiciaría una actitud de culpa en la víctima. Es decir, que el niño se responsabilice a sí mismo por ser como es. Cree que decepciona a la familia; es un marginado, un invisible, un "x" como usualmente lo llaman sus compañeros.
A medida que el acoso escolar avanza pierde interés por las actividades escolares o extracurriculares, no tiene amigos, se enferma constantemente como consecuencia del estrés. Podría llegar a tener pensamientos suicidas. Misle resume diciendo que la víctima "siente mucho miedo y por ello no cuenta nada en el hogar porque cree que su familia le va a demandar que se defienda y va a señalarlo como un tonto o tonta".
Familia
Los padres de la víctima usualmente reaccionan tarde; es decir, cuando el niño ya no soporta más el acoso escolar y lo comunica en casa porque ya siente miedo hasta de su seguridad personal.
Las reacciones de la familia de la víctima están divididas: algunos tienen una reacción exagerada y se dejan llevar por las emociones. Cuando es así pueden hablar con el maestro o con el acosador al punto de que exponen aún más al jovencito-víctima a posibles represalias (esto responde a que los padres en algún momento también pudieron haber sido víctimas); el otro grupo de padres insta a la víctima a defenderse, a no actuar como "gafo".
Recomendaciones
Se sugiere que los maestros escuchen en profundidad las quejas o determinen el cambio de actitud de un muchacho sin juzgarlo, pues podrían estar por salvar una vida.
El clan familiar está obligada a notar cualquier cambio en las conductas de los más jóvenes. "Lo primero que debe hacer el padre de la víctima es escuchar. Si el niño no lo comunica, el padre puede plantearlo diciendo 'he advertido que', y a través de las palabras permitir que el niño sienta que el padre sabe lo que ocurre y que está preocupado. En la medida en que la familia hace ver al hijo que quiere apoyarlo, este se sentirá tomado en cuenta y respetado", explica el psicólogo Oscar Misle.
Hay que evitar frases y consejos como "aprende a defenderte", "no seas gafo". Si la víctima no se defiende es porque no puede o no sabe cómo hacerlo.
Es importante recordar que también el acoso escolar puede darse a través de vías electrónicas y de redes sociales.
De hablar con las autoridades del colegio, el padre o representante debe solicitar de manera explícita la confidencialidad del encuentro para evitar que la víctima sea aún más hostigada.
Es aconsejable buscar ayuda psicológica profesional…
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