Manuel Rodríguez G.
No es la primera vez que leo noticias relacionadas con el hostigamiento de algunos profesores hacia algún alumnado suyo. Desgraciadamente, tampoco son novedosas los relatos de primera mano que me han confesado no pocas familias. Es más, mi hija también lo ha vivido y yo “colateralmente” al intentar defenderla.
Por lo que me toca a mí, dada la mucha extensión y gravedad de los hechos, sólo puedo invitar al lector a visitar el siguiente blog, donde desnudo y argumento demasiados capítulos de lo que denomino acoso escolar e institucional,
http://elcuadernodeguillermonoacoso.blogspot.com.es/2010/08/de-acoso-escolar-e-institucional.html
Por lo que le ha tocado a mi hija, ella ha tenido que aguantar (y sigue arrastrando) no sólo la sistemática exclusión, burlas, desprecios, aislamiento y maltratos físicos y, sobre todo, psicológicos de parte de compañeros de aula, sino de parte de algunos “maestros” (¿maestros de qué?):
- He podido cotejar como, tras quejas mías, alguno de sus pseudomaestros se defendían de sus negligencias, incoherencias y cobardes mentiras, arremetiendo contra mi hija y haciéndole el vacío más cínico que un adulto y conductor puede hacer a un alumno suyo: indiferencia total con la alumna, poniendo la silla de la niña al lado de su mesa, pero no para captar la atención de mi despistada hija, sino como vulgar farola a la que se ninguneaba y trataba como chivo expiatorio ante los demás compañeros; con lo que lejos de buscar ser aceptada por el grupo, era vista en esta “tierra de nadie”, aún más como el “bicho raro”, “la zumbada”, por ese conjunto de infantes aducidos y alineados por la actitud infame de esa escoria adulterada de falsos maestros. Es más, por aquella época mi hija con apenas 9 años me comentaba lo “raro” que estaba especialmente su maestro; que no la saludaba y que qué mala suerte tenía, ya que este “ejemplar enseñante” cogía una bola con un número dentro de una caja para preguntar a su alumnado, pero “curiosamente”, nunca salía la bola con el número de la niña. He de decir que tiempo después, y en esas charlas que surgen a lo largo de los años entre padre e hija, ella ya con algo menos de inocencia, comprendía que la estadística matemática no mentía como el pseudomaestro, sino que irremediablemente este sujeto sencillamente había quitado de la caja el número que referenciaba a la niña, por lo que no era cuestión de suerte o de probabilidad sino de mala fe, ensañamiento y miseria de quien usaba a su alumna e hija mía para arremeter contra mis quejas y sus muchas indecencias y mentiras. En cualquier caso, eran los efectos colaterales de un cobarde adulto, mostrando sus recursos más primitivos y abyectos. Incluso permitiendo y otorgando a determinados hostigadores violentos, conocidos por la mayoría de la clase, para que tuvieran más credibilidad que el de una niña pasiva e inocente a la que, a menudo increpaban y la etiquetaban incluso delante del “profe” como paciente mental; pero eso sí, esos nocivos comentarios venían de algún hijo de alguna maestra del colegio, que por supuesto eran consentidos…
- He podido comprobar como a esa niña, mi hija,incluso una mala maestra, le asignaba obligadamente de pareja a una marroquí, con fama de no ser demasiada aseada, y por ello no ser del gusto de la mayoría de compañeros para sentarse en pareja, pero incluso quejándose y repudiando esta niña a mi hija, por no querer ser pareja de ella.
- He comprobado como sistemáticamente se ha puesto de mentirosa a esa niña acosada por parte de no pocos “maestroides” que ante las quejas y llantos de la alumna por el acoso y maltratos recibidos no han tenido escrúpulos en desdecirla y mentir con tal de salvar sus prostituidas posaderas. Incluso echando leña al fuego para intentar polucionar hechos tergiversándolos e intentando ganar adeptos entre infantes influidos míseramente.
- Tengo constancia de que determinados/as “licenciados” han intentado obligar a mi hija a escribir determinados hechos como si fuesen positivos y didácticos cuando ella misma los negaba y se quejaba de maltratos recibidos, con el fin de manipular y falsear informes e incluso tests sin mi consentimiento.
- Soy consciente de la presión ejercida durante esos días de martirio en clase, viéndose obligada incluso a dar explicaciones públicas (delante de profesorado y a toda su clase) de su déficit atencional, tras el sistemático desprecio y humillaciones recibidas y el intento de ser aceptada.
-Puedo demostrar cómo algún que otro indecente “docente”, lejos de contribuir a erradicar y paliar esa exclusión; y ayudar a esa alumna con necesidad de apoyo educativo, la ninguneaba e incluso criticaba su déficit de atención delante de todo el aula, como si se tratase de una dejadez, de una actitud vaga o desinterés generalizado de la niña.
-Puedo recordar cómo, entre muchas situaciones vividas, la crítica exacerbada y masiva de toda una clase hacia ella daba lugar al llanto amargo de esa niña aislada, con la desidiosa presencia y dejadez de mal denominados “enseñantes”.
He podido incluso escuchar a testigos mayores y menores de maltrato físico hacia ellos ante el guantazo prehistórico y otros lamentables castigos físicos y psicológicos de algún que otro “maestro”; incluso de alguno que aprovechándose de su situación privilegiada no ha tenido reparos en manosear algún glúteo femenino e infantil, aprovechando alguna actividad física, pero claro está: son sólo palabras de niños…
Todo ese cúmulo de envenenadas actuaciones por parte de quienes lideran y conducen a toda una clase, con sus ninguneos, desidias, manipulaciones, estatus de poder como profesorado e incluso con sus transmisiones de mensajes inducidos hacia la generalidad del grupo de alumnos, en contra de una víctima y, por extensión hacia su familia, constituyen una forma organizada y sistemática de canalización, potenciación y alineamiento de la inmensa mayoría de los alumnos de una clase por parte del entramado escolar. Ese cúmulo de actuaciones y dinámica a lo largo del tiempo constituyen sencillamente un proceso típico de ACOSO ESCOLAR, a estas alturas liderados por los propios colegios. Y lo peor, incluso apoyado, consentido y validado por omisión y/o comisión por instituciones no sólo educativas, sino afines al modelo institucional que en la praxis se reafirma y mira a otro lado ante este terrorismo psicológico consentido y tolerado institucionalmente en demasiadas ocasiones.
Os dejo con una noticia relacionada. Aunque kafkiana que cada cual juzgue. Yo como víctima de un acoso institucional y como padre de una niña acosada y exiliada al olvido no tengo dudas al respecto. Y es que la tónica de estos casos generalizadamente es una constante: Síndrome de negación por parte del sistema educativo e incluso descrédito hacia las familias que como última opción nos vemos obligados a denunciar tan graves hechos
Un padre de O Barco denuncia a una profesora por acoso escolar a su hijo de 13 años
Según reseña el adulto, la tutora «ha ordenado al resto de sus compañeros que le hagan el vacío»
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/
M. Cobas
El padre de un niño de 13 años de O Barco presentó ayer una denuncia ante la Guardia Civil por un presunto caso de acoso escolar por parte de la tutora del menor en el instituto donde estudia. El mismo documento fue entregado en el centro, y también fue enviado a inspección educativa y a la fiscalía de menores.
Según reseña el adulto, la tutora «ha ordenado al resto de sus compañeros que le hagan el vacío». Además, la acusa de ser «la principal responsable del acoso y fracaso escolar del niño». Dice el progenitor que el chaval fue víctima de acoso escolar durante varios años en el anterior colegio en el que estudiaba, tal y como acredita con varios informes de clínicas privadas de psicología; y que sufre estrés postraumático. Denuncia que la docente «niega y rebate» los diagnósticos, secuelas y síntomas del adolescente, que también padece un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (aunque actualmente no toma la medicación). Y además, ahora se habría convertido en instigadora de esa situación.
Desde la dirección del centro se negó ayer cualquier caso de acoso por parte de la docente. Y negaron también que exista un caso de acoso escolar de los compañeros. Aseguraban que cuando se produjo la primera denuncia (poco después del inicio del curso) se estableció el protocolo de la Xunta para este tipo de casos, que incluyó entrevistas a tutores, padres y alumnos, y en el que también estuvo inspección educativa; determinándose que no se producía tal acoso. De hecho, desde el centro apuntan que están pendientes del chaval y que «está feliz». Señalan como un aval a sus palabras que esté apuntado para ir a la excursión de fin de curso, en la que pasará tres noches durmiendo con sus compañeros de clase.
Desde la Consellería de Educación refrendaron lo dicho desde el instituto, avalando que el seguimiento realizado da «resultado negativo» ante un posible caso de acoso.
Publicaciones relacionadas:
http://bitacoraacosoescolarbullying.blogspot.com.es/2011/10/deteccion-u-ocultamiento-la-gran.html
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com.es/2011/11/indignante-caso-de-bullying-en-nueva.html
Fuente:
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com.es/2014/05/cuando-algunos-maestros-se-convierten.html
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