Manuel Rodríguez G.
En horarios lectivos y dentro de las instalaciones del colegio, el sistema educativo tiene la obligación de proteger y de que se cumplan escrupulosamente los derechos y deberes inherentes que le asiste a cualquier persona; más celosa y escrupulosamente cuando se trata de niños. Lo contrario, desatender sus obligaciones, ningunear los problemas que puedan ocasionar a la víctima un daño irreparable, la negligencia o banalización de estos y un sin fin de propuestas tendentes a la desidia, pasividad, ocultamiento o incluso complicidad cobarde sólo esconde el problema, que puede acentuar muy peligrosamente la falta de medidas tendentes a reparar el daño hacia el niño maltratado; tanto que se le señale e invite indirectamente a esa víctima que la única vía obligada es el SUICIDIO.
Ante los primeros indicios de acoso escolar o bullying hacia nuestros hijos, nosotros como padres tenemos la obligación de denunciar el caso. Si no se toman medidas serias y adecuadas, como protectores y tutores de nuestros hijos, independientemente de la acción o inacción de la Fiscalía de Menores y Juzgado, nuestro compromiso hacia nuestros vástagos debería ser siempre la de apartarlos de ese clima minante y venenoso que pudiese contribuir a intoxicar aún más el debilitado estado anímico-emocional de nuestros hijos. En modo alguno estos niños deberían seguir asistiendo en ese nefasto ambiente a ningún circo romano, por mucho que se le denomine colegio, mientras no se destierre totalmente cualquier signo de violencia o maltrato y se garantice una total protección, pues en modo alguno el maltratado, jamás debe ser usado de monedad de cambio, de teje y maneje, de chivo expiatorio, de aguantar esa situación por mucha razón que llevemos, al pensar que son los hostigadores quienes deben salir de ese espacio y no la víctima, pues finalmente las secuelas de tanta presión saldrán a flote. Secuelas en la mayoría de los casos perdurables y que quedará huella irreparable, desgraciadamente, en ese infante que debería aprender a ser persona fundamentalmente y no un vulgar soldado o superviviente.
Al final, en casos muy extremos pero desgraciadamente ya nada excepcionales, esa aterrada víctima puede ser inducida a cruzar la frontera de la vida y tras ella perderla por nosotros mismos al presionarles a seguir asistiendo y aguantando a esas aulas ya enemigas; y por muchos actores implicados. No nos la devolverán ni supuestas medidas escolares no realizadas, ni esos Servicios Sociales alineados con el sistema educativo, ni siquiera una Fiscalía de Menores a veces medrada; cuando no un Juez que lejos de conocer el lado humano y empático de víctima y familia sólo mide y administra legalidad, pero a veces poca justicia salomónica, esa cercana al dolor y los sentimientos de víctima y familia.
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Yo, desde luego considero que es lo mejor que he podido hacer con mi hija, tras la pasividad de esa, entiendo, justicia fría, distante y amodorrada, cuando no influenciada.
Sacar a Silvia de ese caldo de cultivo intoxicado, al menos nos ha valido para encontrar cierto sosiego y calma en la muy desgastada autoestima y dolor que poco a poco mi hija va arrojando. Y de modo alguno me convencerán devaluados sistemas viciados de corporativismos cínicos y cobardes ni otros indecentes agentes que se autoproclaman garantes institucionales. Aún sigo esperando esas respuestas a Servicios Sociales e Infancia y Familia, ante mi negativa de reunirme con ellos en mayo pasado y que en modo alguno han sido capaz de rebatirme.
Repásense entre otros,
INSUMISIÓN Y HARTAZGO DE CHANTAJES ZAFIOS
CITA A CIEGAS CON TORQUEMADAS INSTITUCIONALES
Os dejo con un artículo que aunque muy triste sólo refleja la desidia y vergüenza ajena por la desatención hacia esas víctimas, algunas de ellas ya no presentes con nosotros. En su lugar algunas familias se seguirán preguntando como pudieron banalizar los quejidos de sus vástagos…
Los casos de 'bullying' más dramáticos del 2011
En el 2011 al menos 3 menores se quitaron la vida por culpa del bullying. En algunos casos, pese a que los chicos reportaron el acoso, nadie hizo mucho para evitar un desenlace fatal. Mientras el bullying se convierte en uno de los peligros más comunes para los niños, los grandes están aprendiendo que no tomar parte a tiempo en este problema cuesta demasiado caro.
Jamey Rodemeyer tenía apenas 14 años cuando decidió terminar con su vida. Este jovencito de Williamsville, NY, se ahorcó en su casa, tras pasar años intentando sobrellevar el ataque de sus compañeros de escuela por ser gay y por defender la homosexualidad en su blog. Pocos días antes de morir, Jamey dio indicios de que estaba muy mal. "Siempre les digo lo que me atacan todo el tiempo, qué más tengo que hacer para que me escuchen?, posteó en su blog
Pocos días antes de suicidarse también escribió: "A Nadie en mi escuela le preocupa prevenir un suicidio, mientras eres uno de esos que me llama gay slur (insulto) y me tira abajo". Jamey murió el 18 de Septiembre del 2011 tras soportar años de bullying pero luchando por su causa. Jamey era reconocido por postear videos en youtube con la intención de prevenir suicidos entre los adolescentes y los ataques por homofobia. Tras una larga investigación varios alumnos de la escuela de Jamey fueron suspendidos por incitar al suicidio, pero no recibirán cargos penales.
Ashlynn Conner era una alumna excelente y una hija adorada. El 10 de noviembre su mamá la encontró ahorcada en su cuarto. Ashlynn era víctima del bullying. Sus compañeras de la escuela le decían gorda, prostituta y la pequeña había pedido a su mamá que no la mandaran a la escuela más solo horas antes de quitarse la vida.
Ashlynn, una nena sonriente y buena estudiante, se ahorcó con una bufanda en su casa en Illinois, en una comunidad pequeña de apenas 900 habitantes. Más de 100 la despidieron en un memorial público en el que sólo hubo lágrimas e incomprensión.
Jasmine McClain fue encontrada muerta en su casa de Carolina del Norte, el 14 de Noviembre del 2011. Al igual que los otros dos casos, Jasmine se ahorcó. La mamá de Jasmine dijo que no tenía idea de que su hija había sido víctima de bullying.
Tras su muerte, la policía descubrió que había mensajes de agresión hacia Jasmine en Facebook. La pequeña de 10 años murió en los brazos de su mamá, que la descubrió colgada en el closet. La policía sigue investigando el caso.
El bullying es mucho más que una cuestión de chicos. Las estadísticas indican que más de 160 mil menores pierden clases todos los días porque no quieren ir a la escuela a ser atacados.
Los suicidos por bullying han dado lugar a un nuevo fenómeno llamado Bullycide. Las personas que son más propensas a suicidarse por bullying son aquellas que son intimidadas física y psicológicamente en forma constante, que sufren dolor físico y emocional a causa de ello, que son intimidados por un adulto, ya sea un maestro, un padre, un entrenador y no encuentran a nadie en quien confiar o a quien pedir ayuda.
Pese a que los casos de bullying tienen cada vez más atención de la prensa, no hay muchas leyes que realmente aborden el problema. En el 2010, el estado de Massachussets promulgó una ley para prevenir el bullying luego de que se comprobara que Phoebe Prince, una chica de 14 años, se había quitado la vida porque no podía más con los ataques de sus compañeros.
Para los padres, saber si su hijo está siendo intimidado en la escuela puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Algunos signos en la conducta de los chicos pueden evidenciar que están siendo víctimas de bullying.
Si su hijo se ve más retraído de lo normal, si demuestra miedo o angustia a la hora de ir a la escuela, si lo nota deprimido o su performance en la escuela ha declinado, su hijo puede ser víctima del bullying.
Decenas de organizaciones trabajan todos los días para detener este problema, que se ha cobrado la vida de inocentes y que siempre lleva a la misma pregunta: ¿cómo es posible que esto siga ocurriendo?
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