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martes, 19 de noviembre de 2013

Un caso de bullying terminó en asesinato 20 años después

 

Esperó 20 años para matar a su excompañero de escuela. El ataque ocurrido en una localidad de Entre Ríos es la prueba de las secuelas que deja el maltrato infantil

Adrián Molaro no aguantó más. Tenía 4 años cuando comenzó a recibir el destrato de sus compañeros de jardín de infantes. Las burlas y los golpes continuaron en primaria y luego en secundaria.

A los 24 años cumplió lo que muchas veces había imaginado: matar a Alexis Céparo, su excompañero de clase.

Céparo era el muchacho más popular de su generación, y uno de los tantos que lo habían ofendido a lo largo de los años. Era conductor de un programa de radio en la localidad entrerriana de Cerrito, informa hoy Perfil. El juez acaba de confirmar la condena por homicidio.

Se trata de una historia policial para la que hay remitirse a mucho tiempo atrás en la vida de los dos protagonistas. A principios de los 90, recién se comenzaba a conocer las consecuencias del bullying. El fenómeno se dio desde que existe la vida en sociedad, pero sin embargo hace relativamente poco comenzó a estudiarse como parte de las dinámicas de grupo.

El victimario era un caso de manual para el mundo del maltrato. A falta de amigos, Molaro se había aficionado a las armas. El 21 de enero de 2012, llevaba tres de ellas en su bolso cuando fue a buscar a Céparo. Una la puso adentro del pantalón debajo de la remera.

Bajó del auto y golpeó la puerta. Su víctima reaccionó molesta, como él quería. “¿Qué mierda te pasa?”.

Molaro tuvo el pretexto perfecto. Primero le disparó al brazo izquierdo. “Después no me acuerdo de nada más”, confesó. Los hechos indican que disparó al menos dos veces más y que Céparo no tuvo oportunidad de defenderse.

A la Policía le costó 20 días darle captura, La respuesta del prófugo remitió a los años de guardapolvo.

“Al comienzo eran sólo golpes. Eramos muy chiquitos. Pero cuando crecimos, me escupía, me pegaba; él siempre fue más grande que yo. Al boliche no podía ir porque si me agarraban, me pegaban; en el colegio me empujaba, insultaba a mi familia. Nunca se lo conté a nadie porque no quería involucrar a nadie”, dijo Molaro según el diario Perfil.

Céparo y Molaro eran las dos caras opuestas. El primero era un futbolista de estimables condiciones. Además, era disc-jockey en fiestas, lo que lo hacía carismático para muchos jóvenes de la comunidad.

Por su parte, Molaro era retraído, solitario.

El fiscal Rafael Cotorruelo no se apiadó de los dichos del atacante “Se aprovechó de un chico indefenso”, dijo.

Para la familia de la víctima lo asesinó por envidia. Alexis era todo lo que Adrián quería ser.

Sin embargo, el abogado defensor, Marciano Martínez, hace una lectura más lineal del caso: todo se explica en el maltrato sufrido durante años.

“El bullying es una relación de poder que se ejerce sobre uno, no contra muchos; por eso hay pocos testigos. Es una situación similar a la de la mujer golpeada. Es un joven que por su personalidad, es sujeta a ser víctima de abuso. A Molaro no lo conoce nadie porque siempre fue muy solitario”.

El abogado dice que “es un caso complejo”. “Los peritos psicólogos concluyeron que Adrián padece un “daño psíquico” por una “vivencia de hostigamiento”, concluye.

La familia del asesino asegura que Adrián casi no hablaba del tormento que sufría fuera de su casa. Prefería rehuir las actividades sociales sin hacer más comentarios. Temía decepcionar a sus padres.

En el juicio, el padre del acusado recordó el trauma que significó para su hijo el viaje de egresados, un momento clave de la adolescencia: “No quería ir a Bariloche. Le dijimos que fuera porque iba a ser su única oportunidad. Pero Adrián no quería porque los otros chicos lo molestaban. Cuando volvió, vino mal y con dolores de cabeza. Sólo nos dijo que él ya nos había dicho que no quería ir a ese viaje”.

Fotos: Diario Perfil

Publicaciones relacionadas:

http://www.subrayado.com.uy/Site/noticia/27255/un-caso-de-bullying-termino-en-asesinato-20-anos-despues

http://bitacoraacosoescolarbullying.blogspot.com.es/2011/04/quien-mato-los-ninos-de-rio-de-janeiro.html

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me lamo Joana .Cuando mi marido y yo descubrimos el acoso escolar de nuestra hija pequeña ,ella llebaba 3 años sufriendolo en silencio.durante los 2 años siguientes toda la familia (su padre su hermana y yo )nos bolcamos en ella .la protejimos por la calle .hablamos con la escuela ,que siempre miro hacia otro lado.denunciamos cada agresion.la fiscalia de menores siempre desetimo...incluso los mossos se negaron a seguir el rastro de un numero telefonico.soledad esa es la palabra soledad e inpotencia.inpotencia de ver como tu hija acosada va encerrandose en su concha y de ver como su hermana 2 años amyor desarrolla una violencia extrema para su edad.
En esta situacion vivimos durante 5 largos años ,asta que llego el detonante.una llamada telefonica en que se le amenazaba de muerte y en este momento mi cerebro dijo basta .decidimos marcharnos .acudi mos a un programa de maxima audiencia e hicimos una llamada de socorro.al cabo de 15 dias estabamos empezando en otro lugar.
Han pasado 6 años .tenemos una vida diferente .para salvar a nuestras hijas hemos dejado atras todo.travajos estables..amigos ..familia..el precio que todos hemos tenido que pagar a sido alto ..extremadamente alto.pero en este momento puedo decir que tengo 2 hijas estupendas y que no pudieron con nosotros ...gracias
joana cazorla
bitxitumaco@hotmail.com

Anónimo dijo...

me quedo añadir que no comparto el comportamiento de ese muchacho pero puedo entender que lo llevo a actuar asi.
joana cazorla

Rachel dijo...

Realmente yo tampoco comparto que tengas que matar a nadie , porque creo que no somos Dios para decidir quien puede vivir y quien no, pero al igual que comentais , puedo llegar a entender que por su cabeza se pasase el matarlos porqu muchas veces el bullying llega a terminos extremos y se puede llegar a sufrir muchismo.
Visitem mi blog sobre el acoso y apoyo directo a victimas de este;

http://blogsediferente.blogspot.com.es/

Un saludo